Aplaudía con entusiasmo, sin principios, a Luis Rubiales que le había prometido, si lo apoyaba, hacerla entrenadora de la Campeona del Mundo. Poco a poco fué desplazando, de la mano de Rubiales a Jenny hermoso, vengandose tras ella, de su final. Y la señora, por cierto ovetense, siguió y siguió, pero las jugadoras siguieron y siguieron. Son hoy una de las tres principales selecciones del mundo.
” Ya la hice” dijo para si aquella Montse. Iban a confirmarla al frente y brindaba, pero, la justicia llegó y pagó caro el ser usada por Rubiales. Fué despedida Y NINGUNA DE LAS JUGADORAS SE DESPDIERON DE ELLA.
¿ Cuando se meterá mano al caciquismo del futbol y el arbitraje de las fuerzas inferiores?