De pronto, la puerta del cuarto en el hotel Robledo,fue sacudida.Sin esperar visita, al abrir, dos hombre de gabardina, sombrero y mal encarados me dicen: ¡Està usted detenido!.Aquel Oviedo que tanto habìa oido a padre en la nostalgia; aquel Oviedo de aquellas comidas recordando la Revoluciòn de Octubre en el Orfeo Català, se presentò de bruces anti mi.Aquel Comisario Ramos, me subiò a un automovil y me llevò a una Comisaria en Pumarin, creo, que tenìa los calabozos debajo de la calle y empezò a revisar mi equipaje.
Mientras el primo de mi padre Nicanor, cuyo padre muriò al caerse haciendo el mausoleo de la familia Masaveu en el cementerio de El Salvador, y su muy querida familia habìan comprado vajilla nueva para la comida al fiu de Pura y Rafael que llegaba aquel dìa, nunca llegò.
Aquel comisario de tanto renombre, a un chaval, sin ninguna experiencia de 25 años,pero nieto de Belarmino, no le pudo retener todos los documentos y los contactos que Juventudes Socialistas en el norte del paìs, por que lo deslumbrò EL MORADO: ¡¡Esto es una provocaciòn!!…al percatarse que, entre la ropa habìa un banderin olvidado que habìa llevado a los compañeros de Parìs.Esos dos minutos de despotricar, permitiò a aquel chaval, hacer pasar por discos mexicanos, todos los documentos,los cuales en aquellos 10 dìas detenidos como mexicano, pude destrozarlos y meterlos en la entretela de la chaqueta, y dejarlos en San Juan de Luz una vez echado de Asturias.
Diferente fuè el Oviedo que encontrè cuando en 1976, con mi padre saliamos en un taxi del entonces aeropuerto de Ranòn, a toda velocidad, hasta la calle Caveda, alquilada por sus padres a la muerte del dictador, justamente en la esquina en donde en 1931, se conocieron antes del Campo Escuela en el Naranco ambos socialistas.
Que belleza de ciudad me pareciò.El caso històrico, por muchisimos viajes, siempre eran motivos de visita.La catedral, antes de haber leido la regenta. El parque San Francisco.Recordaba caminar junto al padre por la vieja estaciòn del ALSA, buscando un despacho para iniciar la reconstrucciòn de la Federaciòn Socialista Asturiana.
Aquel Oviedo, donde en 1979,las làgrimas se asomaron junto a los de Lisbeth esposa, el dìa en que la Diputaciòn, Rafael era nombrado el primer presidente del Principado, el primero en toda España en tomar posesiòn tras la dictadura.
Aquel Oviedo donde lleguè con los restos en 1984 con las cenizas de Belarmino y Severina,antes de enterrarlos en Langreo, aquel donde acompañè los restos de mi madre, por la calle Arguelles cerrada y la comitiva encabezada por la familia y Pedro de Silva y detras todos los socialistas hacia la Casa del Pueblo cantando la Internacional, y luego la llegada hasta la plaza del Ayuntamiento donde otros miles no socialistas la despedìan, en 1990, y luego el Cementerio de El Salvador, para depositar a los 97 años a Rafael, yendo de Gijòn a El Salvador en un autobus.
Ah, Oviedo, siempre en la memoria.