Un día un hombre, que había estado exiliado hasta los 64 años en México,que regresó con su esposa y su hijo con parálisis cerebral al 100%, en aquel momento Presidente del Consejo de Comunidades Asturianas, me invitó varias veces a la restauración de aquel palacete construido por un hijo ilustre del pueblo llamado Iñigo Noriega para regalarselo a Porfirio Díaz, el dictador mexicano que le permitió todos sus negocios.
Me impresionó la restauración y el buen hacer de los españoles. Aquel azul sobresalía, mientras me atendía aquel Director tan sumiso, que ahora ni siquiera recuerda el nombre de quien lo colocó.
Iñigo Noriega, el “indiano” que, amigo del dictador, acabó con varios pueblas indígenas, secó el Valle de Chalco y tenía casi un millón de hectáreas en todo el país, por supuesto mandó hacer a su bienhechor un Palacete en su pueblo, Colombres, en Asturias.
Gracias a los saqueadores del pueblo mexicano, surgió la Revolución Mexicana, los Villas, Zapatas y arrasaron con la dictadura de 36 años. Noriega está sepultado en el olvido, don Porfirio nunca hizo caso alguno de aquel Palacete y se fue a París, donde yace en el olvido.
70 años después, otro asturiano, cuyo nombre no se pùede pronunciar entre los socialistas asturianos, creó el ARCHIVO DEL INDIANO hoy de los Emigrantes. En él están todos los documentos de los exiliados asturianos de Belarmino, las mascarilla de Pura y mi hermano Carlos.
En ese lugar se reunió ayer el Consejo del Sporting, con Alejandro Irarragorri, que nacía cuando Rafael Fernandez Alvarez restauraba aquel viejo Palacete, en Colombres.