Con ese pragmatismo e inteligencia de los alemanes, hoy el canciller Olaf Sholtz, ha dado su salida, de una vez por todas del problema del gas para Europa. Un gasoducto que reciba en Portugal en el Atlántico petroleo de todo el mundo. Que de allí se bifurque a España y FRancia y luego lo distribuya a toda Europa.
Así, ni se depende de Rusia, ni de Estados Unidos, ni de Marruecos y Argelia.
En la nueva Europa que va a encabezar económica y militarmente Alemania, este es un proyecto clave.En 40 años nadie lo había propuesto o materializado en Europa.
Con armamento y energía segura, la Unión Europea, sentaría las bases de la Comunidad del Carbón y del Acero originales.
Como los chinos, los alemanes piensan a futuro.