La idea de Scholz de construir un gasoducto que entrase por Portugal, siguiera por España y Francia y de ahí se distribuye a toda la Uniòn Europea, cuesta 400 millones de dólares. No sólo evitará depender del gas ruso, sino del norteamericano, argelino, sino que recibido en Portugal en pleno Atlántico, nos independizara a un continente sin recursos naturales pero con inteligencia.
Toda Europa se beneficiaria, pero sobre todo España, gracias a las refinerías que tiene 8, las mayores de Europa, que transformarán el crudo en gas y gasolina.