1965, primeras vacaciones para conocer la tierra de nuestro origen, las manzanas y las peras extraordinarias y aquel elixir de los dioses, que le llamaban Sidra. Informados los dirigentes de la Ejecutiva de Juventudes Socialistas en Tolouse de mi viaje, y dado que era “Secretario General de las JSE”, me pidieron vernos an París antes del viaje. Allí los conocí, me dieron mi misión visitar a cuadros del interior y entregarles los documentos del siguiente Congreso.
Allí, en París, me dieron la documentación , las direcciones y el contacto al entrar en España. Me dijeron un compañero te espera en el Corte Inglés de La Castellana, en la librería, de tu misma edad, suéter a rombos azules. Y , así sucedió. Nos identificamos fácilmente y nunca lo pude olvidar no sólo por sus atenciones, sino por quien se convirtiera en el futuro.
Cuando Felipe forma el gobierno, leo MIGUEL BOYER Ministro de Economía, y lo recordé, por supuesto. Nunca nos volvimos a ver, pero su figura pública me permitieron dar continuidad a su política, hasta como le rompieron la columna vertebral , Felipe y el con el acuerdo de la Iglesia a aquel personaje esperpentico que había acumulado todo el dinero del Opus Dei, desde, por lo menos 1962,llamado Ruiz Mateos .
Pero tras 1989, y la Huelga General de Nicolás Redondo, el autentico dirigente que habia ganado el Congreso de Surennes pero que delegó en Felipe González, nada que ver con su hijo del que se avergonzaría, surgió de nuevo Boyer, de la mano de una mujer, que le cambiaría la vida: Isabel Preysler.
Aquella mujer descendiente de los conquistados filipinos, vino a España, vio y venció. Su belleza y su ambición y talento la hicieron que arrasara con todo: Julio Iglesias, Miguel Boyer,Marqueses, premios Nobeles. Ha hecho lo que ha querido. Bueno, los que se dejaron por sus cinco minutos de gloria, allá ellos.
Pero, en 1989, en pleno trabajo en México, no sabía lo del Palacio, ni lo de ” Villa Meona”.Boyer, con la Preysler, se había edificado una mansión de 5,045 metros cuadrados, que valía 253 millones, pero que pagaron sólo 95, y que contaba con 44 habitaciones,13 cuartos de baño, 2 piscinas, una cubierta y la otra no y elevador propio, de ese tamaño..
Pero de tanto presumirla, los españoles se enteraron que tenía 13 inodoros, 15 lavabos, 6 duchas, 7 baños y 7 bidés, por lo, de inmediato, alguien calificó como ” Villa Meona”.
Lamento lo joven que murió aquel compañero de 1965, al cual respeté su lucha, pero no conocía, hasta hoy, la otra parte de su vida.
Me confirma lo que sucedió en aquella España desde 1978 hasta 2014.