La noticia cayó como bomba  en aquella villa de la Comunidad Foral de Navarra a 56 kms de Pamplona y sus 3,000 habitantes. ” El nieto de Pepín, el que se fue a hacer Las Américas, acaba de ser elegido presidente de la Republica en México”. No sabían ni los más viejos, si México estaba al lado de Argentina o de Panamá, pero lo que si supieron de inmediato es que aquel país  tenía petroleo.

De inmediato, se reunieron  Rufino, Pepe,  y Pedro, los más ancianos, con el Alcalde del Ayuntamiento don Cosme, que los había citado de urgencia a comer,

¡¡Que barbaridad, presidente de un pais petrolero!!, empezaron a soñar en el futuro de la villa al lado del río. La noticia corrió como pólvora entre mujeres, hombres y niños. Eso era una señal de lo que les esperaba. El cura hizo una misa especial por aquel José López Portillo, elegido a 10 kms de distancia, pero nieto de aquel Pepin que se fue antes de hacer la mili.

Al llegar al anís, surgió a idea. Creo, pontificaba al Alcalde, que es bueno ponernos en contacto con ellos en aquel país, informarle de sus orígenes e ir a visitarlo.

En aquel caserón donde Don José, amo y señor por 6 años de aquella viaja colonia española, recibía a la gente y  escuchaba mientras pintaba aquellos caballos a lapiz, cuando de repente lo interrumpe un miembro del Estado Mayor Presidencial y le informa que de no se que pueblo de España, de donde él era originario pedían una cita. Una más de las demandas que a diario le hacía, dio su visto bueno y cuando aquel teniente coronel se comunicó con Don Cosme la aprobación, hubo una reunión extraordinaria en el Cabildo.Sería cuando ya tomase posesion y en Los Pinos

Había que ir. Pero necesitaban dinero. Los mas ricos aportaron lo que pudieron, y el Banco, ante tamaña noticia, avaló lo que le pedían. Sería cuando ya estuviese en Los Pinos, formalmente presidente.

Acordaron hacerle una gran casa, para que cundo se retirase pudiera descansar en la tierra de sus antepasados. Todo el pueblo cooperó.

Todo listo, Rufino, dijo que no. 10,000 kilométros sobre el mar sin nada abajo, le angustiaba, era superior a sus fuerzas , y se quedaba.

Mientras todo esto sucedía, Doña Angélica, la esposa, exhuberante, daba la orden: En las giras por México y el extranjero donde vaya con mi marido, quiero un piano de cola Steenway, sin saber que mientras ella daba esa orden, don José, gozaba aquella mujer,sus muslos, su belleza que era su amante y antes se había casado y divorciado del hijo del expresidente Echeverría.

Cuando en 1947, Carlos, el segundo nieto de Belarmino, se clavaba aquel alambre de puas en el Parque Mariscal Sucre, en la Colonia del Valle, no sabía que una palomilla de ese parque llegaría al poder, primero el astuto y tímido Luis Echeverría, luego el galán  José López Portilla y que el otro, el ” Negro Durazo, ya Jefe de la Policia, tenía aquel sistema de circuito cerrado de televisión, que le permitía en el octavo piso de la Policia, del cual era el mandamás, ver a todas las mujeres que en la recepción pedían cita, para cribar a quien recibiría en ese momento.

Pero finalmente llegaron, y José seguía dibujando caballos mientras escuchaba, en la mansión temporal de Coyoacán antes de irse a Los Pinos..

Por fin llegó el día del encuentro. En el gran jardín de la residencia, aquellos hombres con sus mejores trajes, eran abrazados por aquel hombre con su guayabera blanca, donde degustaron , los mejores platillos mexicanos, buen vino de la Rioja y aquel, demoledor Tequila, que los hizo dormir mal.

” Dentro de 4 meses voy a España, y ahí los visitaré “.

Aquellos hombres, el avión, además de tardar 2 horas menos por las corrientes del golfo, eufóricos, soñaban y soñaban y vislumbraban a Caparroso casi al nivel de Pamplona.

Con don José llegaba la familia, la esposa y su piano de cola, y la hermana que iría años a la Mezquita de Cordoba, donde le recordaban como quien nunca preguntaba los precios: “quiero, este, aquel, el de más allá”. ” Mandemelo a esta dirección y ahí se les paga. ” LOS PINOS, México D.F”.

Y por fin el gran día. Tras estar con los Reyes y Autoridades, en su agenda estaba anotado: Caparrodo, comida.

Y llegó el nieto de Pepin, y la cuidad ardía de entusiasmo, y lo llevaron a la casa que el pueblo habia construido para su retiro. La mejor, comida, los mejores vinos, los cognacs y los anises, lo mejor.

El presidente abrazaba a todos, pero su mente estaba, en los muslos aquellos que lo esperaban en Madrid.

Al llegar a Madrid, el presidente gozó aquella noche con Rosa Luz, mientras doña Angelica, rodeada por la corte española, daba instrucciones que, como la Collares” cerrasen calles en el centro de Madrid, mientras ella iba a las joyerías.

Por supuesto, Don José no volvió nunca a Caparroso, el pueblo no tuvo mayores mejoras que algún regalo presidencial..

Al día de hoy, se siguen pagando las hipotecas de los vecinos de aquella villa que un día se sintieron el centro de España.

Pepin, nacionalizó la banca en México al final, se fugaron todos los capitales y con Miguel de la Madrid, el sucesor, ENTRARON LOS NARCOS A HACER ALIANZA CON EL ESTADO.