Hay quien sostiene que Mariano Rajoy se equivocó al no querer debatir públicamente durante la anterior campaña con el, por aquel entonces, candidato Zapatero. Bien, yo he de decir dos cosas a tenor de esto. Primero, considero el efecto de un debate bastante limitado, puesto que, entre otras cosas, sus formatos suelen ser rígidos y estudiados para que apenas dejen ver al candidato de verdad y segundo, las elecciones del 2004 fueron tan atípicas debido al atentado del 11-M que toda la parafernalia electoral pasó a segundo plano. En todo caso, esta semana ya supimos que para la nueva contienda de marzo tendremos, de momento, dos debates. Y, lo que resultó más curioso, la forma de anunciarlo fue completamente contraria a lo que recomiendan los manuales de política. Desde una tribuna pública Rajoy habló de que le gustaría tener tres debates y, lo que fue más chocante, señaló las cadenas en las cuales deberían celebrarse. Craso error. A los cinco segundos ya le estaban lloviendo las críticas por dejar fuera a la cadena pública (RTVE) y una privada (La Sexta). Digamos que, este tipo de cosas, deben entretejerse en las bambalinas de los partidos. Su departamento de comunicación (o coordinador de campaña en su caso) es el que tiene que ponerse de acuerdo con el contrario, pero, lógicamente, en ningún caso el líder debe ser públicamente responsable de la elección de medios ni contenidos. Ayer, como no podía ser de otra forma, desde el PP se rectificó. Ya ni se señalaron cadenas, ni formatos. Únicamente, que se habían puesto de acuerdo con el oponente en que fueran dos y las fechas. De los errores, también se aprende.