Bien, el fin de semana -como comentábamos hace unas fechas- estuvo marcado por la inflación. Más en concreto por, no sólo su agobiante impacto sobre las economías domésticas, sino también por si el Gobierno puede o no hacer algo para combatirla. Hace poco les decía que, por afectar la misma a materias primas que tienen una repercusión importante en la cesta de la compra, el margen para la intervención era escaso (salvo recurrir a la política fiscal, claro está). Ahora bien, de esto a ciertas genialidades que se escuchan por ahí, va un trecho. El secretario general de Agricultura y Alimentación, como medida para evitar la subida de precios en Navidad, nos invita a utilizar «productos de sustitución». Más en concreto a «cambiar el tradicional cochinillo o cordero por carne de conejo que es más barata». De hecho, en un alarde erudición, nos dice que dicho animal tiene, «una carne sana, ligera, muy apetecible y barata». En fin, sólo se me ocurren dos cosas ante semejante pijada. Una, ¿por qué no entonces cambiar la achicoria por el café, o carne de caballo por la de ternera como en los peores tiempos de la posguerra? Y la segunda, ¿lo hará él esta próxima Nochebuena? Por otra parte, el vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Economía, Pedro Solbes, aseguraba que la inflación se debe en parte a que «no interiorizamos lo que significa un euro». Y ponía el siguiente ejemplo. «En España», dijo, «no se ha interiorizado que un euro equivale a 166 pesetas y que dejar un euro de propina por dos cafés es exagerado». En fin, se me vuelven a ocurrir dos preguntas ante semejante teoría. Primera, ¿es que en Francia, Portugal o Italia lo han asimilado y aquí no después de 5 años de su entrada en vigor?. Y segunda, ¿en qué lugar se deja un euro de propina por dos cafés que me pongo yo a trabajar de camarero mañana mismo? Concluyamos: el Gobierno no sabe de cafés. Hace un tiempo, y a tenor de una intervención televisiva, el propio Presidente señalaba que el precio del mismo era de 80 céntimos y, ahora, ya ven, todo un ministro de Economía deja un euro de propina por cada dos.