El anuncio conjunto de la Federación de Vecinos de la zona Urbana (FAV) y el Colegio Oficial de Arquitectos de Asturias me dejó patidifuso. Me refiero a lo de que, según ambas entidades, hay frenar el plan de vías y repensarlo todo. Nada menos que ahora, oigan. Justo cuando está a punto de firmarse un convenio con el Ministerio de Fomento y Principado -de hecho, en el Ayuntamiento ya le han dado en el día de ayer su visto bueno- que reportará para la ciudad una inversión que estará alrededor de los 814 millones de euros. O cuando se había conseguido desbloquear el levantamiento ferroviario recibiendo mucho más de lo que podíamos esperar, ¿acaso alguien pensaba, por ejemplo, que Fomento iba a plantear y asumir de su bolsillo (314 millones) la ampliación del metrotrén hasta el Hospital de Cabueñes? O cuando se ha logrado incluir una cubierta hasta el apeadero de La Calzada -110 millones más- que costó Dios y ayuda para que se aceptase a última hora. Sin embargo, para la FAV y el Colegio de Arquitectos esto no debe ser suficiente. Piden que se mire «hacia el futuro con cohesión social y el área metropolitana en mente». ¿Cómo? ¿A qué se refieren? ¿A qué tenemos que esperar a ver lo que pasa con un área metropolitana que está más verde que un kiwi? ¿Qué es eso de la «cohesión social»? ¿No es acaso coherente pretender tener una estación de autobuses (y ferroviaria) decente con carácter de urgencia? Sin duda, la (no) propuesta -sí, porque en el fondo lo que se hace es divagar- resulta un desatino. Es más, dicen que tenemos que «dejar atrás análisis cortoplacistas». Vaya, después de dieciséis años dando vueltas -recuerden que todo esto se inició en 2002- la actual versión del proyecto tal parece que es fruto de las prisas. ¡Menuda tontería! Por favor, seamos serios: lo que Gijón necesita es un documento firmado con todas las actuaciones y luego su plasmación en los Presupuestos Generales del Estado, que esa será otra. Seamos sensatos: no podemos andar mareando la perdiz con el Ministerio o acabarán parando de nuevo y nos quedaremos a dos velas. Desde luego, con todo lo que ha costado llegar hasta aquí resulta sorprendente que vecinos y arquitectos no lo valoren. Los primeros, porque protagonizaron una manifestación en marzo del 2015 exigiendo relanzar este plan con carácter inmediato, para descolgarse ahora con que vamos demasiado deprisa. Los segundos, porque si toda la aportación que van a realizar es esta chorrada, en fin, aviamos vamos. Resumiendo, que por fin tenemos realidades palpables encima de la mesa -un texto de 41 páginas- que no se pueden despreciar. Y mucho menos, claro está, por meternos en una especie de nebulosa confusa como la que nos proponen.
@balbuenajm