El gobierno de Pedro Sánchez ha cumplido cien días y lo celebró el domingo en Oviedo. Ahora bien, respecto a los compromisos con esta ciudad, sin duda, han sido cien días de poco. De no saber -ni avanzar, claro- sobre lo que nos interesa, a la postre, el desarrollo del plan de vías. Recordemos que el anterior ministro de Fomento, Iñigo de la Serna, había dejado perfilado el proyecto con sucesivas visitas y reuniones en la ciudad. Se quedó en una inversión de 814 millones de euros, la ampliación del metrotrén hacia Cabueñes y una cubierta para las vías hasta La Calzada. Además, de ubicar la añorada estación intermodal en la zona del Museo del Ferrocarril, quedando únicamente pendiente el trámite de ratificar el convenio entre las tres administraciones en el Consejo de Ministros. Sin embargo, el actual titular de la cartera, José Luis Ábalos, ha tenido desde el primer día una actitud esquiva y hasta pasota respecto a nuestra integración ferroviaria. Nada más acceder al cargo dijo que iba a revisar los plazos de todo lo heredado, porque le parecía que lo prometido no se podía cumplir. Tiempo ha tenido para ello. El pasado jueves, en el Foro de Nueva Economía y a preguntas de EL COMERCIO sobre el tema, adujo para salir del paso que se encontró «muchas cosas paradas». En resumen, que no tiene la más mínima intención de ponerse a trabajar de manera inmediata. O dicho otras palabras: que pasa del plan de vías y todo lo que ello significa para Gijón.
Su jefe, Pedro Sánchez, como digo, podía haberle dado un impulso el otro día en Oviedo. Una rectificación más tampoco se hubiese notado demasiado. En cambio, sólo hizo referencias vagas sobre las infraestructuras asturianas -una variante de Pajares sin plazos y un compromiso etéreo de ejecución del plan de cercanías- sin una sola palabra acerca del levantamiento ferroviario gijonés. Eso quiere decir, ni más ni menos, que no es en absoluto una prioridad. Que sí, que Fomento nos anuncia la licitación de la estaciones del metrotrén, pero seguimos sin convenio para llevar a cabo una actuación integral. Volvemos, pues, al punto de partida. A los años en que había un proyecto encima de la mesa y poca intención de acabarlo. A que, probablemente, se le dé mil vueltas al asunto para tenernos entretenidos de cara a las elecciones. Recuerden cuando, hasta llegar al actual compromiso que tenemos, nos hablaban de que la estación provisional de Sanz Crespo acababa por ser la definitiva, se le iba a añadir una de cercanías y cosas así. Lo siento: no puedo ser optimista. Ha pasado el verano y los gijoneses seguimos teniendo como horizonte una ciudad sin estación de autobuses y trenes digna. Algo que no ocurre en todo el norte. Urbes de nuestro tamaño (y menores) ya tienen esto solucionado desde hace mucho tiempo. Aquí llevamos 16 años esperando por ello y parece que vamos a seguir así: a trancas y barrancas.
@balbuenajm