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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

Sufrimiento eterno.

plan-vias-gijon-u40217254423ute-u601552679325iwe-624x385el-comercio-elcomercioImagínense la siguiente situación. Hace 16 años diagnostican a un individuo una enfermedad. Le dicen que es compleja y que su cura llevará tiempo. Diseñan para ponerle remedio un tratamiento que nunca se lleva a cabo. Esto es, el paciente sigue soportando las mismas dolencias, mientras el tiempo avanza irremediablemente. Pasa un médico, dos, tres… pero la cura a este sufrimiento no se hace efectiva. Llega un nuevo equipo y, con un aire renovado, cambia el tratamiento y lo quiere poner en marcha. Entonces, se produce una efervescencia en el enfermo. Al fin, ve la luz al fondo del túnel. Siente que está sólo a un paso de ver la solución a sus males. De repente, todo se trunca otra vez ante la llegada de un nuevo doctor. Éste dice que tiene que revisar los informes del anterior. Da largas para aplicar la receta y pone en solfa la credibilidad del diagnóstico. El paciente decae en su ánimo viendo que vuelve al principio. Imagínense todo esto aplicado al levantamiento ferroviario en Gijón y verán su historia.

Efectivamente, las vicisitudes del plan de vías en estos 16 años han sido idénticas al de este enfermo al que nadie atiende. Por aquí han pasado ministros y gobiernos a tutiplén sin que se haya avanzado. Detalles y poco más es lo que hemos visto hasta ahora, como que tengamos un parque «low cost», donde deberían ir edificios junto a una estación intermodal. Recuerden cuando José Blanco, el ministro de Fomento socialista, habló de una fantasiosa colaboración público-privada para llevar a cabo el plan. O cuando Ana Pastor, la ministra del ramo popular, simplificaba la obra adosándole otra estación a la provisional de Sanz Crespo y santas pascuas. Fue Iñigo de la Serna, el también ministro del PP, quién junto con nuestro Ayuntamiento y el consejero del Principado, Fernando Lastra, sacaron adelante una nueva versión del plan de vías que quedó a poco de materializarse. El cambio de Ejecutivo lo impidió.

Entonces, llegó el actual titular, José Luis Ábalos, que nunca ha tenido la intención de avanzar en la resolución del soterramiento ferroviario en nuestra ciudad. Primero, porque ni lo ha mencionado entre las prioridades de su ministerio, salvo cuando el clamor popular ya había subido de tono. Y segundo, por ligarlo a un estudio informativo -sacado de la manga- cuyo plazo es de dos años. O sea, más padecimiento todavía. El miércoles viene por aquí Ábalos que ha modificado su agenda a última hora. Una visita muy esperada, ya que, a la fuerza, tiene que traer algo. Es decir, un desbloqueo en este sufrimiento eterno que aguantamos de forma estoica. Nada que no sea un avance significativo puede darse por bueno. No más cambios, ni demoras, ni líos burocráticos. El plan tiene que ponerse en marcha, tal y como estaba previsto. Empezando, claro, por lo más evidente: la firma del convenio.

@balbuenajm

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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