Intuimos, por la fecha de la presentación, que el Plan para la Movilidad Multimodal del Área Metropolitana de Asturias del Principado es una carta a los Reyes Magos, donde se desgranan deseos más que realidades, bajo un tufo electoral indudable. Infraestructuras por valor de 30,3 millones de euros, multitud de trenes que cubren los recorridos habituales de los ciudadanos, carriles bici y predominio de las zonas peatonales son algunas de las medidas a desarrollar entre 2019 y 2030. Como ejemplo, pongo una que me llamó la atención. Se quiere fomentar que a un conocido centro comercial, el mayor de Asturias, pueda llegarse andando. Perfecto, oigan, y luego… ¿va a ir la gente cargando con las bolsas de lo que compre? ¿Se lo imaginan en un día de rebajas como el de ayer? ¿De que clase de ferrocarril nos habla este plan? ¿Del que el pasado viernes suspendió diecisiete servicios por las heladas?
Eso sí, como viene siendo habitual el enemigo a perseguir es el coche particular. Pretende eliminar unos 400.000 desplazamientos de vehículos privados sustituyéndolos, como digo, por el autobús, tren, bicicleta o directamente a pie. Bien, digo todo esto porque, este brindis al sol del Principado, no podemos calificarlo de otra forma, guarda mucha relación con el plan de movilidad de Gijón. Aquí, con todas las dificultades del mundo, se está intentando llevar a cabo uno que quiere ser lo más de lo más. Darle una vuelta de tuerca al resto. No contentos con las zonas 30, que la movilidad asturiana ya impone, las reduce a 20 kilómetros por hora para que acabemos empujando el coche. Dice que quiere erradicarlo de la faz de la ciudad, pero sin presentar alternativa alguna. No tenemos, bien lo saben, una estación de autobuses digna. Ni tampoco una de tren, ni mucho menos un metrotrén al cual estamos vaciando el agua. El transporte urbano no está mal, yo diría que muy bien, pero no puede cubrirlo todo. En cambio, la solución de los planes de movilidad -el de Gijón, Oviedo y este último- siempre es la misma: acabar con el vehículo a base de montar castillos en el aire. Algo en lo que han fracasado, y mira que lo han intentado, todos los diseñados hasta la fecha.
Sin embargo, ninguno hace mención alguna a mejorar y racionalizar el tráfico. Por ejemplo, todos los días cientos de conductores acaban atrapados en las entradas y salidas de Gijón por Viesques o El Llano. ¿Acaso no mejoraría los niveles de contaminación el que no se produjesen estas retenciones? ¿No sería muy positivo que quienes entran o salen de la ciudad lo hiciesen de forma fluida? Ah, pero no. Se les exige que utilicen cualquier otro medio, aunque falle más que una escopeta de feria, pese a desconocer sus motivaciones. Una buena parte de la gente utiliza el coche -pienso en los autónomos- para trabajar. Pregunto, ¿también se les va a perseguir?
@balbuenajm