En otras circunstancias la noticia hubiese sido motivo de celebración. Me refiero a la adjudicación de la redacción del proyecto para la ampliación del metrotren hasta Cabueñes. Lo cual estaba planeado desde un principio (junio 2005), luego se olvidó y, finalmente, con el ministro Iñigo de la Serna, se ha vuelto a recuperar. La obra consiste en la prolongación del trazado actual -al que todavía están sacando el agua- en 2,7 kilómetros con dos nuevas estaciones que irían bajo tierra. Algo que le daría sentido a una infraestructura que lleva ya, ojo, doce años construida y sin uso. Digo que en otras circunstancias estaríamos de enhorabuena, pero en la actualidad no cuela. Gato escaldado del agua caliente huye. Llevamos demasiado tiempo viendo planos y diseños que nunca se ejecutan. Historia misma del plan de vías. Con las maquetas, bocetos y dibujos que nos han presentado en estos diecisiete años de soterramiento ferroviario, podríamos incluso hacer una exposición. Yo la llamaría «El pueblo de Gijón en busca de la estación prometida». Si quieren, un título bíblico pero que responde a una realidad: en pocas ciudades la integración ferroviaria ha resultado ser semejante desastre. Una tomadura de pelo continua donde nos prometen cosas -con bonitos planos y audiovisuales- para luego no hacer nada. De hecho, desde octubre de 2014 -fecha en la que se derribó la antigua estación de El Humedal- no se ha vuelto a mover una piedra en el plan de vías.
Ahora, nos cuentan que se están esforzando por firmar el convenio antes del cinco de marzo, fecha en la que se disuelve el Congreso por las elecciones. Incluso que no tiene que pasar por el Consejo de Ministros, cuando siempre nos habían asegurado lo contrario: que era necesario para su aprobación. Recuerden que el titular de Fomento, José Luis Ábalos, en su visita Gijón, le quitó importancia a lo de la rúbrica. Decía que se podía ir haciendo cosas sin falta de esa firma, pese a que venía de aprobar uno similar en Santander. Es más, hasta hablaba de años para poder llevarlo a cabo. Por lo visto, desde la convocatoria electoral corre mucha prisa. Es necesario firmarlo cuanto antes, pero hace tres meses que podía haberse hecho. Huele a que se está buscando una bonita foto. Ya casi la veo. El ministro entrando de nuevo en el Ayuntamiento, donde le espera el consejero de Infraestructuras del Principado, Fernando Lastra, y la propia alcaldesa. Voy más allá. ¿De qué sirve ese convenio cuando va a haber unas elecciones generales en abril? El nuevo ejecutivo que salga de las urnas, ¿va a respetarlo o quizá adaptarlo a su modo y manera? ¿Acaso no tuvimos uno en 2002 y no sirvió de nada? ¿Se acuerdan del proyecto del arquitecto Jerónimo Junquera (febrero 2006) que nunca se materializó? Como nos descuidemos, volverá a pasar lo mismo.
@balbuenajm