Yo diría que en Gijón nos estuvimos comiendo la cabeza, ante la duda de si el Ministerio de Transición Ecológica (socialista) daría por buena la de ubicación en Moreda de la estación intermodal, propuesta por nuestra alcaldesa, Ana González (del mismo color político). Es más, seguramente hubo un debate muy intenso entre el Ministerio y nuestro Ayuntamiento, a cuenta de si el primero iba a apoyar el proyecto firmado y publicado en mayo del 2019. Sin embargo, tenemos final feliz: el estudio de impacto medioambiental deshecha el emplazamiento del Museo de Ferrocarril, aunque técnicamente sea viable, en favor de la nueva versión del plan de vías. Oigan, y todos contentos. La alcaldesa no puede estar más eufórica, puesto que ya ha conseguido mover un papel más. Eso sí, después de más de dos años espera y sobre lo de ver máquinas trabajando ni hablamos. Ahora, sólo le queda que el Ministerio de Transportes se entere del asunto. De hecho, la ministra, Raquel Sánchez, ha mostrado un entusiasmo sin medida en todas sus comparecencias. Buena prueba son los 39.000 euros que se han consignado en los Presupuestos Generales del Estado durante el presente ejercicio. Gijoneses: esto del levantamiento ferroviario va viento en popa.
Fíjense si no en los sólidos argumentos utilizados desde Madrid para justificar volver a empezar de cero. Dicen que drenar las aguas subterráneas en la zona del Museo podrían dañar «los cimientos de madera» de los edificios. ¿De verdad? ¿Existen? ¿Cuántos hay? Asimismo, afectaría a el trazado del Camino de Santiago que se vería interrumpido en la fase constructiva. Como todos sabemos, un tipo de turismo que cuidamos mucho y por eso, en la actualidad, carecemos de albergue de peregrinos. También sería un inconveniente que dos inmuebles más -13 frente a 11 en Moreda- sufrieran unos niveles sonoros superiores a lo recomendado, durante las obras. Aunque lo mejor, claro está, viene con el tema de la fauna. Según parece, hay un pajarito al que un plan por el que llevamos esperando 20 años, podría llegar a molestar. Se trata del colirrojo real que «ocasionalmente puede utilizar algún árbol del parque de Moreda para instalar sus nidos». Cuidado, que estamos hablando de palabras mayores: igual el colirrojo en cuanto vea que se mueve una piedra acaba estresándose y no se reproduce. Sin duda, un elemento fundamental y que es necesario también valorar en nuestro eterno levantamiento ferroviario.
@balbuenajm