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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

El chiringuito.

La semana pasada conocimos las cuentas de Gijón al Norte. Ya saben, esa sociedad que rige los destinos del plan de vías desde hace 20 años. Sí, porque fue constituida en el 2002 con el objetivo de desarrollar el proyecto de supresión de la barrera ferroviaria y la construcción de una estación intermodal. Cosa que, como saben de sobra, en ningún momento ha cumplido. Más bien, ha permanecido siempre en estado gaseoso por una sencilla razón: si no se fue capaz de poner en marcha el plan desde el punto vista político, tampoco tienen mucho que hacer los instrumentos que se crearon. De hecho, hubo ocasiones donde su parálisis resultó total, ya que ni siquiera mantenía reuniones. Eso sí, había que seguir regándola con dinero público a base de préstamos directos y avalar otros. En total, a 31 de diciembre del año pasado, la sociedad mantenía una deuda con sus socios (Gobierno central, Principado y Ayuntamiento) de 43.944.440 euros. Pufo que me atrevo a afirmar que no cobrarán nunca, dado que sus resultados durante los dos últimos años continúan en números rojos: con pérdidas de 513.871 y 481.863 euros respectivamente. Tenemos, pues, un zombi sediento de fondos que se come todo lo que le echen.

Siendo todo lo anterior bastante revelador de una situación penosa, lo peor viene al ver el capítulo de gastos del personal. Ojo, ascendieron a 251.830 euros durante 2021 con solo tres personas contratadas. La pregunta obvia es, ¿cuánto cobra esta gente por la gestión de la nada? Fíjense cómo será el desbarajuste que nuestra alcaldesa, Ana González, quiere ejercer un control desde instancias municipales. Recuerden que la primera edil se juega buena parte de su crédito si no saca adelante su versión del plan. O sea, es la primera interesada en que la sociedad se ponga marcha y sirva para algo. Tal es así, que propone incluso acercar físicamente sus oficinas -actualmente en la Casa del Mar- al Consistorio. No sé, será a ver si con el roce… En cualquier caso, no parece que resucitar este muerto vaya a resultar fácil puesto que, como otros proyectos gijoneses a medio o largo plazo, la coyuntura actual se ha vuelto desfavorable. La hiperinflación y que los presupuestos estatales han saltado por los aires, harán mella una vez más en nuestro eterno levantamiento ferroviario. De momento, lo único que podemos afirmar es que Gijón al Norte ha adquirido la categoría de chiringuito, al no verle la utilidad por ningún lado.

@balbuenajm

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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