Sin duda, es una buena noticia que se quiera adecentar la parte selvática que aún queda de la integración ferroviaria. Es decir, los terrenos comprendidos entre el Museo del Ferrocarril y el viaducto de Carlos Marx, aunque sería necesario ir más allá. Una zona donde en la actualidad reina la maleza, la acampada libre de personas sin hogar y alguna que otra rata. La propuesta de Ciudadanos llevada al Pleno del pasado miércoles, resultó apoyada por el resto de grupos municipales. Se trata de una inversión de unos 800.000 euros que cuenta con el respaldo del Principado y deberá ser desarrollada por la sociedad Gijón al Norte. Todo ello, para hacer algo similar al «solarón». Ya saben, ese parque barato que se creó en 2015 como placebo para el pueblo de Gijón. Esto es, el becerro de oro al que adorar, mientras esperamos llegar a la tierra prometida de hacer realidad el plan de vías, tras 20 años esperando. Está bien, digo, que se amplie la zona verde actual, puesto que a este ritmo todo lo que se haga provisional acabará siendo definitivo. Fíjense si no como el «solarón» se ha consolidado en el ánimo de los gijoneses. De hecho, muchos quieren que no se edifique y quede para el disfrute ciudadano. Hagamos, pues, otro nuevo parque «low cost» donde ahogar nuestras penas ferroviarias. Eso sí, tampoco podemos pedir demasiado: con cuatro bancos, algún camino y bastante pradera; seguro que nos dicen que es de sobra. Y contentos, oigan, porque será lo único que podremos disfrutar durante muchos años, ya que la «versión Ana González» del plan de vías va para largo. Se atisba el fin de la legislatura y lo único que tenemos firmado es un protocolo con el Ministerio de Transportes. Ojo, ni siquiera un convenio como en 2019. Protocolo, bien es cierto, que acabará triturado por la crisis económica que se avecina.

@balbuenajm