Dos hechos relevantes han confluido esta semana en la zona oeste. Por un lado, el comienzo de las obras de la ecomanzana de La Calzada. Actuación más que discutida y que lleva mal camino. Me refiero a que todavía no está muy claro que ganará el barrio con la inmensa cantidad de restricciones que traerá consigo. Es más, darse un paseo por las calles afectadas y ver movimientos de la sociedad civil es todo uno. Pintadas en su contra por las paredes o recogida de firmas -con mucha participación como pude comprobar personalmente- en la farmacia de la calle Los Andes. Sus defensores nos hablan de que con este nuevo modelo de vida (lo que en realidad pretende ser) todos los días serán domingo. O sea, se convertirán en solaz continuo sin prisas, atascos y humos. Aderezado, quizá, con un trabajo público como complemento. Más que nada, para no estresarse mucho. En cambio, hay quienes lo ven de otra manera. Entre otras cosas, porque necesitan madrugar. Tendrán que ir a buscar su medio de trabajo a bastante distancia de su hábitat natural, puesto que la expulsión del vehículo particular es un hecho. Exactamente igual que le pasa a los repartidores o comercios cuya preocupación está en cómo quedará el tráfico. Por otro lado, tuvimos también el accidente de Arcelor. Incendio que se declaró el miércoles en sus instalaciones debido a un percance con el horno alto A. Siniestro que se saldó sin daños personales y que puede tener daños colaterales en el empleo. En cualquier caso, la inmensa nube naranja produjo mucha alarma, sobre todo en las parroquias rurales. Recordándonos, sin duda, que aún queda mucho por hacer en la lucha contra la contaminación. En otras palabras: lo primero que deberíamos pensar es en asegurarnos de tener una industria limpia y segura. Más allá, diría yo, de echar al coche a patadas. En definitiva, año DEC (Después de la Ecomanazana) para La Calzada, donde ya se empieza a hablar de la «Aureliomanzana». ¿Por qué será?
@balbuenajm