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Jose Manuel Balbuena

RETORCIDA REALIDAD

Y usted, ¿se fía?

Hace no mucho las relaciones entre inquilino y propietario se basaban en la negociación. Un arrendatario le podía exigir a su arrendador cualquier reforma o mejora y, por lo menos, se lo pensaba. Dicho de otro modo: no quería perder el alquiler, sobre todo si pagaba correctamente. «Oiga», le decía al dueño, «si no me pone una lavadora nueva, busco otro piso». Eran tiempos, repito, donde la oferta resultaba muy superior a la demanda. O sea, había inmuebles en alquiler de larga estancia donde poder elegir. Todo esto cambió cuando llegó la infame Ley de Vivienda y su intervención grosera del mercado. Gracias a ella, no solo la oferta se ha retirado de forma masiva, sino que también las condiciones se han endurecido. ¿Saben cómo han reaccionado los propietarios a no poder desahuciar a los colectivos declarados vulnerables? De dos maneras: o bien directamente no alquilan cuando intuyen esa vulnerabilidad, o bien quieren un seguro de impago caro y muy exigente. ¿Saben lo que ha pasado al disminuir de forma drástica el número de pisos en arrendamiento? Que el precio ha subido más que nunca. Ni durante la burbuja inmobiliaria habíamos visto nada igual. Así defiende esta Ley a quien dice proteger.

Pues bien, de los creadores de esta norma llega ahora un parche. La consejería de Vivienda del Principado dice que va a garantizar al propietario el cobro de la renta y los desperfectos. Todo ello, para que vuelvan al mercado las viviendas que se retiraron. Eso sí, con condiciones. Tiene que ser a un precio «sensiblemente más bajo» (muy por debajo, ya lo verán) y durante seis años (¿por qué si la obligación legal actual es de cinco?). A esto tenemos que sumar la temible burocracia. Si el inquilino deja de pagar, le exigirán decenas de papeles y más papeles, no digamos ya si destroza el inmueble. Tenemos, pues, un avalista cuando menos peculiar. El piso tiene que alquilarse al precio que diga y durante el tiempo que estime, no sabiendo tampoco el dueño cuándo va a cobrar las compensaciones prometidas. Seguro que muy tarde, puesto que es lo que pasa con las actuales ayudas al alquiler. Todavía hay expedientes sin resolver desde 2021. Ah, y en caso de disputa entre las partes, adivinen a quién va a favorecer. Y usted, ¿se fiaría de un garante que ofrece semejantes condiciones? Yo tampoco.

@balbuenajm

Por JOSE MANUEL BALBUENA

Sobre el autor

Economista y empresario. Colaborador de EL COMERCIO desde hace ya muchos años. Vamos, un currante en toda regla


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