Digan lo que digan sus críticos, Ovidio Sánchez, tiene la virtud de sobreponerse a las circunstancias más adversas. O por decirlo de otra forma: de resistir contra viento y marea. Pocos dirigentes podrán presumir de que, pese a estar eternamente discutido, siempre acaba saliéndose con la suya, o sea, volviendo a ser Presidente y candidato. Lo hizo ya una, dos, tres veces… y parece que van a ser cuatro. El otro día en Gijón, cómo no, dio una prueba más de lo bien que maneja sus artes.
Fíjense, cualquier otro se hubiese cabreado por las palabras que Pilar Pardo le dedicó tras el Congreso Nacional de Valencia. Eso de que, ya saben, no había trabajado lo más mínimo y la delegación asturiana se vio sumida en el caos. Cualquiera, digo, en este contexto hubiese renunciado a aparecer por la cena que los populares organizaron el viernes como signo de descontento. Pero, ojo, Ovidio no. Ni mucho menos. Por allí estuvo sofocando lo que podía ser un posible inicio de fuego de cara al congreso y, de paso, recordando a los críticos a su gestión que lo que deben de hacer es presentarse. Y es que, repito, al igual que un Caballero Jedi de « La Guerra de las Galaxias», Ovidio tiene una fuerza con la que atrae a la gente a su lado (oscuro para algunos, claro está). Lo hizo cuando Juan Morales se dedicó a criticarle dándole un cargo que no valía absolutamente para nada. Lo hizo cuando, Gabino de Lorenzo, pasó parte de su campaña tirándole pullas y esperó pacientemente a que los resultados hablasen por sí solos. Esta vez, seguro, la poderosa fuerza del caballero «Ovidio Vader» volverá a actuar de cara al congreso. ¿Cómo? Intentando atraer hacia su lado a los díscolos, poniendo buena cara al mal tiempo, obviando las críticas. No lo duden ni lo más mínimo. «Ovidio Vader» ha vuelto.