Perdonen este sencillo juego de palabras para el título de esta columna, aunque obedece a una triste realidad. Me refiero a la situación que estamos viviendo con el vial de Jove. Ya saben, obra de máxima urgencia de cara a mejorar la calidad del aire y que está sufriendo un despropósito en toda regla. Mucho de rasgarse las vestiduras por la contaminación de la zona oeste, pero a la hora de la verdad los hechos brillan por su ausencia. Verán, en la última visita a Gijón de la ministra de Transportes, Raquel Sánchez, dijo que pronto tendríamos «buenas noticias» sobre Jove. Efectivamente, en el borrador de los Presupuestos Generales del Estado (PGE) le consignaron 2 millones de euros para 2023 y 71 para el resto. Ojo, en una infraestructura que ha subido a cerca de 300 millones. Es decir, no hay respaldo presupuestario para ejecutarla. Por lo visto, estas eran las «buenas noticias» de la ministra. Nuestra alcaldesa, Ana González, ha puesto el grito en el cielo y en el último Pleno se aprobó la presentación de una enmienda conjunta a los PGE. Documento que fue redactado por el equipo de gobierno y remitido tarde al resto de grupos municipales. En concreto, una hora antes de que se cerrase el plazo. Al final, en el Congreso de los Diputados solo se registraron las enmiendas de Foro, Ciudadanos y PP por separado, mientras que las del PSOE y Podemos no. Tenemos, pues, que el vial de Jove para eliminar el tráfico pesado hacia El Musel continúa en el aire. Su futuro es tan negro como el humo de los camiones que cada día cruzan la zona oeste de nuestra ciudad. Llevamos esperando veinte años por esta obra entre continuas promesas incumplidas y retrasos. El nuevo Plan de Movilidad considera a casi toda La Calzada como de baja emisiones. Tendría gracia (maldita) que se restringiese al máximo el uso del vehículo particular, mientras que más de 6.000 camiones la atraviesan a diario. Repito, menos mal que el vial es vital que si no…

@balbuenajm