No cabe duda de que esta campaña electoral girará en torno a la Movilidad. Es lo que enfrenta a los partidos y está presente en casi todos los debates. En la concejalía del ramo han conseguido algo que parecía imposible: levantar ampollas a tutiplén con un solo concejal y llevar al resto del equipo de gobierno a rebufo. Desde luego, no se puede montar más barullo con menos. Vean si no lo que está pasando con el plan de Movilidad. Resulta que ahora hay que aprobarlo sí o sí por cuestión de los fondos europeos, aunque ya se estén ejecutando obras subvencionadas sin este nuevo plan. Digo más, pese a que, como quedó claro esta semana, únicamente tiene el apoyo de sus creadores (IU) y a lo sumo Podemos-Equo, mientras que el resto se muestra totalmente en contra. Debiendo diferenciar también entre las distintas versiones del PSOE gijonés. La de la Ejecutiva local que dice que lo revisará a fondo (en palabras de su candidato) y la municipal que lo apoya (interesante lo que puede pasar en el Pleno del día 20 con la votación). En cualquier caso, parece que la norma nacerá sin futuro. Ni unos ni otros de los posibles gobiernos municipales tienen intención de aplicarla tal y como está. Demostrando, claro, que la Movilidad en esta legislatura ha sido un sindiós en toda regla. Algo que solo ha provocado confrontación y ningún grado de concordia. Díganme, pues, si sobre esta base se puede construir el tan cacareado nuevo modelo de ciudad que nos han intentado vender. Integrador, sostenible, amable, blablablá. Díganme si de enfrentar a las distintas formas de moverse por una ciudad puede salir algo bueno. Fíjense si no lo que consiguieron hasta ahora: que bicicletas y coches se miren con recelo. Provocando incluso enfrentamientos físicos, cuando debería de haberse fomentado la convivencia e integración. Díganme, en resumen, si este Gijón dividido es el que queremos para los próximos años.

@balbuenajm