Esta es una historia de desamor con una infraestructura: el intercambiador del Humedal. Nunca pedido por nadie, nunca expuesto ante la ciudadanía, nunca entendido. Digo más, el único apoyo al proyecto del Principado para Gijón viene desde la patronal del transporte, con la empresa Alsa como principal beneficiaria a la cabeza. Temen, como ya le ocurrió al tren, que la estación de autobuses interurbanos ubicada en Moreda represente una sangría de viajeros. Lo mismo, repito, que sucedió a las cercanías ferroviarias cuando en 2011 se inauguró la terminal de Sanz Crespo. Por eso, no ven con malos ojos tener otra estación en el centro. En definitiva, lo que representan los 190 metros de marquesinas y carriles de colorines. Sin embargo, el resto de colectivos se ha posicionado en contra. Sindicatos, Emtusa y asociaciones vecinales tienen claro su rechazo. Por ello, no se puede alargar más el debate. Desde instancias municipales se debe decir que no a algo que nació con mal pie. Pregunto, ¿no se pueden gastar los 3,4 millones de fondos europeos en otra cosa? ¿No se puede construir esa nueva rotonda -al final, lo único interesante de toda la actuación- entre Sanz Crespo, Pedro Duro y Álvarez Garaya para reordenar el tráfico en la zona? Deberíamos, insisto, dedicar nuestros esfuerzos en encontrar otras formas mejores de invertir el dinero de Europa. El intercambiador está finiquitado y no podemos darle más vueltas. Por mucho que se le pongan parches con el único fin de no perder los fondos, el proyecto seguirá siendo igual de malo.
@balbuenajm