Este lunes tuvo lugar la apertura del espacio de Naval Azul. Ya saben, esa zona de los antiguos astilleros comprada por el Ayuntamiento al Puerto con mucho rifirrafe por el medido. Eso sí, fue una inauguración provisional puesto que la oficial será en enero. Es decir, cuando esté ya más equipada de mobiliario urbano. Sin embargo, ese halo de provisionalidad seguirá flotando en el ambiente, porque todavía quedan muchas cosas por hacer. Sobre todo, adquirir el resto del terreno a su propietario (Pymar) para no estar encajonados entre naves y edificios abandonados. Además, claro, de comenzar a ver cuál será el diseño final del proyecto. A la postre, visualizar el polo de innovación empresarial vinculado al sector de la economía azul. Por tanto, tuvimos la inauguración provisional de algo que es provisional. En definitiva, rizar el rizo. O dicho de otra manera: el modus operandi al que se está acostumbrando esta ciudad, donde todo parece temporal y nada definitivo. Así, tenemos una estación ferroviaria transitoria que lleva 14 años (y los que le quedan) dando servicio. Un parque, el «Solarón», que nació con esa vocación y cada vez hay más voces que reclaman su consolidación. O un túnel por nuestro subsuelo, el del metrotrén, que lleva construido y sin uso desde hace 19 años. En resumen, lo definitivo nunca se ve y cuando lo hace es para mal. Ejemplo, la engañifa del vial de Jove que parece va a quedar así: en un limbo. Saludamos, pues, a otro hito de este Gijón: capital de lo provisional.
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