Se rompió otro gafe. Esta vez le tocó al Hércules. El árbitro estuvo valiente. O, mejor dicho, uno de sus jueces de línea, porque en dos de los goles anulados, el auxiliar se mantuvo firme con la bandera levantada. Tenía razón, pese a las protestas alicantinas. Pera esa valentía tuvo como peaje la expulsión de Sastre, que me pareció injusta.

En cualquier caso, este Sporting tiene otra pinta, pese a que en Alicante se le hayan visto unos defectos defensivos que en otros partidos no se habían dejado notar. De todas formas, hay más solidez, pero, pese a ello, le recomendaría a Preciado la conveniencia de entrenar más las jugadas de estrategia, sin ánimo de meterme a técnico. El sábado, el Hércules nos complicó la tarde con tantos balones centrados, laterales y desde lejos, que no se ensayaron durante la semana. Puede que sea uno de los aspectos que hay que insistirle al entrenador, aunque la disposición final es cosa suya.

De momento, el Sporting está invicto, aseguró la segunda plaza y ahora toca jugar contra los dos cuartos, que están a cuatro puntos. Primero, el Racing de Ferrol. Luego, la Real. Barral sigue de máximo goleador. Roberto, de portero menos goleado. El filial ganó con rotundidad en Colloto. El Ceares de Redondo está que se sale. Y hasta el Lealtad nos dio una satisfacción. Lo digo por Bango, que se lo merece. Y si alguno piensa que es por la peña de caperucita, pues no voy a andar discutiendo a estas alturas.

El domingo que viene serán baja Sastre y Matatabuena. No pasa nada. Hay sustitutos. Cuando hay que hacer un par de cambios, aunque sean por obligación, como es este caso, no se notará. El problema es cuando las rotaciones se hacen en bloque, como el año pasado. De todas formas, no hay que confiarse, pero antes vamos a celebrar un fin de semana que salió redondo.