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Manuel Rosety

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Pino, el ambientador

El domingo arbitrará en El Molinón el madrileño Pino Zamorano, que junto con el tinerfeño Pérez Lima, no valía para Primera, pero tenemos que soportarlos en Segunda. El canario fue aquel del famoso arbitraje de Elche, en el que expulsó a Gerardo por una falta de libro que le hicieron dentro del área y confundió un penalti clarísimo con una caída premeditada. El año pasado le metió un embarcazo al Recreativo en el Vicente Caldéron de órdago a la grande. Marcelino ya sabía quien era, porque lo había sufrido en el Sporting. Que Dios nos coja confesados cuando nos lo designen fuera. Por lo menos, que antes se pase por Navarro, aunque sólo sea para graduarle la vista.

El madrileño Pino Zamorano, administrativo adscrito al Comité de Castilla-La Mancha, es gafe para el Sporting. El equipo rojiblanco nunca ganó con este colegiado, que la primera vez que estuvo en El Molinón fue en 1997, cuando estaba en Segunda División B. Hubo una huelga de árbitros y la Real Federación Española de Fútbol, a través del comité arbitral, recurrió a veintiún colegiados de categorías inferiores para buscar soluciones a que el fútbol no parara. Y no paró. En pleno conflicto laboral de los colegiados, este señor, más otros 20, realizó el trabajo de un huelguista. Quien hace esta función, en Asturias se le conoce como un esquirol. En Ciudad Real puede que tengan otro diccionario. En Madrid los conocen como sumisos. Eso le permitió estar la mitad de la última década entre Las Estrellas, pese a algunos escándalos, con equipos grandes metidos en la pomada.

Esta temporada está saliendo todo bien para el Sporting con los colegiados. Bueno, casi todo. Mateu Lahoz no la armó en Soria porque la diferencia en el terreno de juego y en el marcador fue demasiado clara, pero el resto de colegiados mantienen el tipo, dentro del segundo nivel que tienen los árbitros. El que más me sorprendió fue Hevia Obras en San Sebastián. Gratamente, por supuesto.

El domingo viene el señor Pino, que tiene apellido de ambientador. Llega con fama de tener una mano demasiado rápida para las amonestaciones, escándalos aparte. Es una especie de Bill el niño en el arbitraje. Con estos condicionantes, los jugadores de Preciado ya saben lo que tienen que hacer: callar y meter dos goles más que el Celta, para evitar sobresaltos, porque el balance de su paso por Segunda favorece bastante a los visitantes. Confiemos en que la matinal con la presencia de Canal+ le coarte para hacer las cosas bien, sin necesidad de ambientar el campo. Tal y como están las cosas, El Molinón se ambienta sólo. A ver si me da otra grata sorpresa, como la de Hevia. Obras, no el gaitero.

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El universo rojiblanco tal y como lo vive su principal cronista


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