Se dijo por activa y por pasiva. No se pudo invertir, porque no había dinero para competir con otros clubes, como el Nástic, que se llevó a Jandro y Maldonado, por citar ejemplos de dos delanteros, a base de poner más que los demás. Pero el caso es que llevamos dos partidos perdidos y sin marcar, con una sequía increíble. Sin Barral, la cosa ya empieza a preocupar.
La buena renta de las nueve primeras jornadas permite seguir en posición de ascenso una semana más, pero, volviendo al problema, es preciso que en el mercado de invierno llegue un delantero de verdad. O dos. Es la única forma de subir. Esto que ve cualquier aficionado y que se venía avisando desde el verano, no se tomó con la seriedad precisa. Si el máximo accionista fuera más coherente, en lugar de dar órdenes para ir a Brasil, las hubiera dado para tener ahora a alguien realizador de verdad. Pero, como se empecinó en exclusiva con Congo, ahora es cuando vemos el problema más de raíz.
El dinero no debería ser ahora un problema insalvable, porque la buena marcha del equipo propició una serie de ingresos extraordinarios, que no estaban presupuestados, con los que podría forzarse la máquina. Los ingleses observados le gustan a Emilio de Dios. También los franceses y hasta los españoles. El caso es acertar y no queda mucho tiempo. Enero está a la vuelta de la esquina y el club tiene una afición que más que ilusionada, está entusiasmada. Dos derrotas seguidas no pudieron minar el estado de ánimo de una afición que soporta y perdona todo, menos que le tomen el pelo, como pasó en Tarragona con el precio de las localidades. A ver si desde AFEPE, Aficiones Unidas, el señor Suárez Braña deja de regalar silbatos a los árbitros, que siempre nos la arman, y se dedica más a las peñas, que son el fundamento del puesto de ocupa.
El caso es que no tenemos pólvora. Y andar asustando al enemigo a base de salvas es un mal asunto.