Nuevo frenazo. Tercero consecutivo. Pudo haber de todo, pero la derrota quedó en casa. El gol se inició en un regalo. Ya pasó en Tarragona. Se lanzaron quince saques de esquina. No sirvió de nada. Las estrategias no es el fuerte del Sporting de Preciado. A las pruebas me remito.
El gol es una asignatura pendiente. Barral empezó bien la Liga, pero ya volvió a las andadas. Karanka no tiene suerte. Y Omar, parecido. Además, cuando viene un equipo que te presiona y te cerca de los ‘jugones’, como Kike Mateo y Diego Castro, el equipo se atasca. La elaboración del juego se resume a los largos saques de Roberto o a los lanzamientos en profundidad de Iván Hernández y Gerard desde atrás. El centro del campo no elabora, ni participa en la creación. Y si a esto sumamos la ceguera ante las porterías rivales, el desenlace no puede ser bueno.
El caso es que el vestuario está tocado. Parece que el bache de enero llegó en noviembre, con una inesperada anticipación.
En diciembre llegará Carlos Hidalgo. Es colombiano, tiene 21 años y ya lo recomendó Fernández en junio. Emilio de Dios no ficha sin ver. Ahora ya lo vio, aunque el fichaje estaba decidido de antes. Los informes son muy buenos. Dicen. No conozco a nadie que facilite informes malos de un jugador que está en la órbita de los fichajes. Pero hace falta otro más y sobran algunos cuantos. Habrá que sentarse y negociar. Sin olvidarse de las renovaciones. Roberto, Diego Castro y Andreu acaban en junio. También Chus Bravo y Karanka.
Pues, eso, que nos falta quien meta goles. Así de sencillo.