La clasificación invita a respirar con cierta tranquilidad a la legión de seguidores del Sporting, con un margen para el error superior en cinco puntos al siguiente perseguidor, además de poder emanar cierto optimismo. Sería un error afincarse en ver las cosas fáciles, sobre todo si tenemos en cuenta que hubo equipos, como el Xerez o el Salamanca, que llegaron a tener 31 puntos en esta misma jornada que el Sporting suma 27. Y luego, se quedaorn ocn la miel en los labios. En el doble de los disputados hasta ahora, todavía pueden pasar muchas cosas.
En el vestuario no hay más que ver la postura de los jugadores, quienes intentan poner un freno a las opiniones de aficionados que tienen una idea calentada por una euforia tal vez desmedida o tal vez alimentada por la amargura de diez años seguidos en el infierno. Kike Mateo recordaba el pasado miércoles que “queda mucho”. Vamos, que no hay nada ganado. Ese es el sentir del vestuario, que agradece el apoyo de una afición que está ansiosa de ver un ascenso, de volver a la Liga de las Estrellas que abandonó con el récord más negativo que figura en la historia de esta competición, iniciada en 1928.
Lo que importa es el espíritu que se respira en el vestuario. En ese aspecto, podemos estar muy tranquilos, porque tenemos un grupo muy sensato, con la cabeza muy bien amueblada y que sabe a qué juega y qué tiene que hacer, con un buen domador.
De momento, vamos a Granada. O, mejor dicho, a Motril. Un pueblecito que empezó a vivir del turismo y que tiene un campo de fútbol en consonancia con sus necesidades, no con las de Granada. Si la Liga profesional fuera estricta, el Escribano Castilla no estaría homologado para jugar partidos de profesionales. Pero no quedará más remedio que adaptarse a lo que haga falta.
Por cierto, observo mucha participación de blogueros defensores del gremio arbitral. Eso es bueno. Hay árbitros buenos que merecen la pena ser defendidos. Hay otros que son menos buenos y hay un grupillo que son horrorosos. El Sporting sufrió en sus carnes a la mayoría de los solemnemente malos. Uno de ellos es el que nos toca en Granada. Y hasta puede que tenga un día tonto y le salgan las cosas bien. Me extrañaría, aunque no es el único caso. La solución es hacer como en Sevilla. Que el árbitro no te toca un penalti claro a favor, pues hay que meter uno o dos goles más que el contrario. Pero eso no deja en buen sitio a los malos, que tienen derecho que les salgan abogados defensores, opiniones que respetamos. No todo van a ser censuras para los Rodado, Bernabé José Luis González y similares.