Ya llegó Carlos Hidalgo. Mañana será presentado y el viernes empezará a correr con sus nuevos compañeros, aunque Preciado, pendiente de preparar el encuentro de Ipurúa, va a centrarse en el colombiano a partir del martes de la próxima semana.
El futbolista colombiano causó buena impresión a su llegada, identificado con el objetivo del club gijonés. Tal vez haya venido con la lección bien aprendida. En principio, llega con el aval de Emilio de Dios y las maravillas que hablan de sus condiciones los aficionados pastusos. En cinco meses escasos poco podrá verse de este joven colombiano, que quiere darse a conocer en Europa. Por eso el Sporting va a concretar las negociaciones, ya iniciadas en Quito, para que la cesión sea por un año más.
Al margen de la llegada de Hidalgo, el partido de Ipurúa se presenta como una final. Cierto es que faltan otros 21 partidos, pero, perdida la renta, no se puede bajar más el listón. Preciado parece decidido, al menos a probar, a Bilic y Barral juntos. La doble B puede hacer estragos, sobre todo si el gaditano sale bien centrado.
Hidalgo tardará un par de semanas en ponerse a punto. Ahora ya no habrá que echar de menos a nadie.