Por fin debutó Daniel Hidalgo con el Sporting. Pero lo hizo en el peor momento. El pastuso jugó 25 minutos. Entró con el marcador en contra y dentro de un equipo desorganizado, sin un patrón de juego y que no sabe a qué juega.

La primera imagen de Hidalgo me recordó a Raúl Lozano, ahora en el Ourense. El charro tuvo dos buenas temporadas junto a Villa en el equipo gijonés, pero cuando llegó Marcelino fue uno de los primeros de la lista para abrirle la puerta. Era uno de los capitanes que no quería en el vestuario.

De momento, a Hidalgo no se le vio. En 25 minutos no tuvo tiempo a hacer nada. Un disparo y muchos amagos. La rapidez que dicen que tiene no se apreció y en el juego de cabeza no participó. El partido ante Las Palmas fue para olvidar, desde la orilla rojiblanca, pero no es conveniente hacer valoraciones en caliente y en profundidad por este partido. La reflexión debe ser más amplia. Si nos fijamos sólo en este encuentro jubilaríamos a más de media plantilla y cambiaríamos de entrenador.

Un ejemplo puede ser el de Gerard, un futbolista elogiado en la primera vuelta, con un estilo que encantaba, pero ante Las Palmas, Adrián hizo diabluras y lo trajo por la calle de la amargura. Y no digamos de Roberto en la jugada del gol.

La derrota ante Las Palmas abre un periodo de reflexión. Contra el Castellón fue el día tonto, pero volvió a repetirse. Con muchos días tontos, habrá que empezar a pensar en los tan traídos y tan llevados 50 puntos de otras campañas.

Lo que está claro es que el equipo no funciona en El Molinón. La ordenación del juego ofensivo no existe y el equipo carece de un patrón de juego. Fuera, el trabajo de Matabuena y Míchel vale para jugar al contraataque. En casa, Barral y Bilic, teóricos dominadores del fútbol aéreo, se quedaron con un remate del croata. Es un balance demasiado pobre.

Preciado debe aportar la solución, aunque, por lo que dijo en la sala de prensa tras el partido, parece que no sabe dónde están los antídotos a estas actuaciones tan lamentables. Dicen técnicos expertos que el trabajo táctico no se prodiga en la plantilla rojiblanca.

Hoy toca desolación. La primera solución es ganar en Elche. Habrá que echarle bigotes al partido. Por cierot, pita Amoedo Chas. Es gallego y muy hogareño.

PD: El filial perdió con el Oviedo. Los azules celebraron sus goles soltando una gran carga de adrenalina. Era un partido especial en una temporada de derbis. El de El Molinón tiene más importancia para ellos que los del Colloto, Universidad, Caudal o Lealtad. Ese es su mundo. Qué le vamos a hacer. Me cuentan que los ‘pufistas’ de los 9.000 euros estuvieron en la grada, aunque pasaron por la puerta cero, para entrar de gorra. Llovía, claro.