Saboreada la victoria ante el Numancia, es de obligado cumplimiento empezar a pensar en el Hércules. Metidos en el último tercio de la competición, fallar se paga muy caro a estas alturas, fase en la que hay mucho que jugar y con muchos enfrentamientos directos.
El encuentro ante los alicantinos va a ser muy diferente. De entrada, la motivación no va a ser la misma que la del domingo pasado. El equipo alicantino no es el líder y ya sabe lo que es perder fuera de casa. El Hércules no va a querer el control casi permanente del balón, como lo asumió el Numancia, que dio una exhibición de toque, aunque, afortunadamente para el Sporting y por mérito del sistema defensivo, lo hizo lejos de la zona de Roberto. Pero la necesidad es la misma, o sea, los tres puntos, con una jornada menos que antes de vérnoslas con los sorianos.
El Hércules es más histórico que el Numancia. Tuvo una época en los años 70 y 80 con jugadores de relevancia, como Santoro o Tomaszewski, por mencionar alguno. Revolviendo en el baúl de los recuerdos encontré una fotografía con Megido y Churruca en el equipo alicantino. Eran tiempos de Primera. Para los dos equipos.
El Sporting va a contar seguro el aval de la grada, pero va a tener enfrente al rival que más complicaciones le creó en un partido a balón parado. El Hércules tiene lanzadores excelentes, buenos rematadores y extraordinarios incordiadores de área, caso de Tote. Sobre el papel, es de los mejores equipos, pero todos los años le sucede lo mismo, confecciona un equipo para subir y a media temporada acaba desarmado. La última víctima fue el secretario técnico, Javier Subirats.
Preciado tiene dos bajas seguras, la de Gerard y la de Barral. El gaditano tiene ahora una rotura de fibras, que parece ser que se le produjo en el proceso de recuperación de la anterior. Estas cosas sólo pasan en este club. Y Bilic está ‘pendiente de evolución’. Tal vez le toque a Hidalgo dejarse ver, aunque comentan en los pasillos de Mareo, en petit comité, por supuesto, que el colombiano es algo pasota y que eso de trabajar con la intensidad que marca Preciado no es lo suyo. Mal empieza el chaval, aunque si sale y mete goles, todos estarán contentos con su trabajo. Lo que vale en este negocio son los goles, pero hay que hacer méritos para estar ahí.