Los árbitros tienen orden de no pasar una y los comités disciplinarios están en disposición de aplicar la mano más dura. Son misivas que ya han llegado a los clubes del fútbol profesional, entre los que se encuentra el Sporting.
Sin pensarlo mucho, los incidentes del partido entre el Athletic y el Betis se saldaron con la victoria visitante y la clausura de dos partidos al Ruiz de Lopera, antes Benito Villamarín y más antes aún Heliópolis, como la mayoría de sevillanos lo conocen, por estar en el barrio del mismo nombre, lo mismo que el Sánchez Pizjuán sigue siendo Nervión.
En las actas de varios partidos disputados en El Molinón en lo que va de temporada se reflejaron los lanzamientos de botellas, que, afortunadamente, no impactaron en ninguna persona física, aunque tanto las botellas como los petardos dieron de lleno en las arcas del club. En la imagen vemos al compatriota de Preciado, el santanderino Teixeira Vitienes, el día que el Numancia vino a El Molinón. Ese día, la multa fue de 600 euros.
El sábado llega la Real Sociedad, con el respaldo de nos 3.000 seguidores, la mitad de los rojiblancos que irán a Vitoria si el 25 de mayo está el ascenso en juego. El partido fue declarado de ‘Alto riesgo’ por la Delegación del Gobierno, por lo que hará un dispositivo policial más numeroso que en otro partido con menos atractivo. El Sporting también tuvo que tomar medidas de seguridad especiales.
El ejemplo del Ruiz de Lopera lo tenemos cercano en el tiempo y como somos el Sporting, que diría Preciado, cualquier incidente especial, lanzamientos de botellas o petardos, pueden costar caros, aunque el pasado sábado, en Ferrol, en un ambiente distinto, la afición del Sporting dio una lección de madurez, que deberá tener una nueva muestra el sábado. Y si algún loco lanza una botella al campo, sus compañeros de grada deben detectarlo, para que la multa no la pague el Sporting, como pasó en el Ruiz de Lopera, aunque en el partido del Betis tuvo un efecto de cárcel, medida de la que sólo discrepan los familiares del insensato en cuestión.
La Real viene con ánimo de poner las cosas difíciles, con un equipazo al que hay que ganar con más raza, más inteligencia, más astucia y más gritos desde las gradas. Las botellas hay que dejarlas para la celebración posterior, sobre todo si los tres puntos quedan en casa y devuelven al equipo a la zona de ascenso.