El partido de Vitoria se presenta trabado, con dos equipos que necesitan ganar, aunque tal vez el empate sea un mal menor, en función de los resultados del sábado.

El encuentro va a ser de mucha lucha táctica. Por una parte, las estrategias, que no se le dan muy bien a los rojiblancos, mientras que los alavesistas tienen especialistas que van muy bien de cabeza. Cuidado con Aganzo, que siempre la arma. En El Molinón fue uno de los polémicoas y suele ser provocador en el césped. Será importante no entrar al trapo. El resto de la táctica de Preciado y Salmerón va a ser intentar tener el control del centro del campo y lo que ello conlleva, tanto para adelante, como para atrás.

El Sporting va a mantener su habitual 4-2-3-1 y el Alavés un 4-1-4-1. Salmerón hizo modificaciones recientes y en el caso del encuentro ante los rojiblancos, situar por delante de la zaga a Gaspar, un defensa central que estuvo en la agenda del Sporting el pasado verano, es un claro síntoma de vigilar estrechamente a Kike Mateo, a quien en Vitoria tienen algo más que respeto.

El Alavés tiene un buen equipo, pero su rendimiento es irregular. En este caso, Mendizorroza parece que va a llenarse, con un ambiente que no es normal en la capital alavesa, que ha preparado unas gradas de apoyo para su equipo, aunque desde otros sectores se calienta el partido con un recibimiento hostil al Sporting. Con todo ello hay que contar, pero si el balón entra, como pasó en Cádiz, esos ambientes se callan. Además, los 2.000 rojiblancos van a dejarne notar más que los 17.800 alavesistas, si es que van todos, incluidos los que tienen las entradas de regalo.

Por cierto, la gracia de la semana es la prima que dicen que el Sporting pagó al Cádiz. Creo que lo contaron en Radio Marca. No sabía yo que en los descansos de los partidos, los futbolistas tuvieran teléfonos móviles abiertos o atendieran visitas en el vestuario para recibir una propuesta de incentivos. De película.