Mal juego y un gran punto. Ese puede ser el resumen del partido de Mendizorroza, en el que el fútbol sólo intentó ponerlo el Alavés. Lo que pasa es que la ocasión que tuvo Barral fue para bramar en arameo.

El Sporting sigue en ascenso, que es lo que vale, pero el sábado hay que ganar a un Córdoba que lleva una dinámica de dos partidos consecutivos ganados.
El que haya visto el encuentro del sábado en el Heliodoro Rodríguez es posible que tenga dudas sobre el central Sicilia y el portero Navas. Son fundadas. Si el Sporting gana, esas dudas no nos importarían tanto.

Coincidí en Vitoria con algunas personas del fútbol relacionadas con el Alavés. Las relaciones con Badiola no son buenas. Dentro de dos semanas se jugarán la vida en Mendizorroza. El Sporting depende de sus posibilidades. Hay que aprovecharlas. Sin más.

Hubo lío. Los provocadores fueron un conglomerado de la Peña Múgica, radiales de la Real, que viajaron desde San Sebastián, con algunos alavesistas. Cogieron a los aficionados rojiblancos en la cola y con las puertas cerradas. Lamentable para ser un partido declarado de ‘alto riesgo’. La queja de los aficionados rojiblancos es justa, por la falta de seguridad que sufrimos en los aledaños del campo alavesista. Luego nos cuentan la película de que no podían ir más aficionados rojiblancos por indicación de la Ertzaina.

Por cierto, me llamaron español. Acertaron. También asturiano. Y gijonés. Y a mucha honra. Luego se quejan que el Alavés de la era Uribe fue mal tratado en El Molinón. Los que saben de esto no se dejan engañar.