El partido de Mallorca puso en un primer plano al guardameta Iván Cuéllar. Ya ante el Villarreal tuvo algunas paradas de relevancia. Da la sensación de que el cambio de portero fue determinante en el rendimiento del Sporting en este inicio liguero, pero esa no es toda la realidad.
Sergio Sánchez empezó la competición como titular. Y también realizó buenas paradas. En el primer partido, ante el Getafe, se lució ante Guerrón, entre otros. Y, pese a la derrota, fue de los destacados. En Sevilla tuvo un inicio extraordinario, pero luego llegó el descalabro tras el primer error de Colin para seguir el rosario.
Las goleadas ante el Barcelona y el Real Madrid marcaron en exceso la figura del guardameta de Carbayín, en unos encuentros con un estilo de juego que no era el adecuado. En el Santiago Bernabeu se le puede culpar del quinto gol madridista, pero no de los cuatro primeros, que ya habían dejado el partido virtualmente sentenciado. El relevo en la portería coincidió con el cambio de dispositivo táctico, que empezó a dar buen resultado contra el Villarreal.
No pretendo sembrar ninguna discusión entre la valía de Cuellar y la de Sergio Sánchez, pero sí dejar en su lugar al guardameta asturiano, quien sufrió lo mismo que le pasó al extremeño en el Atlético de Madrid, con motivo de una derrota por 0-6 ante el Barcelona en el Vicente Calderón. De la media docena, me dice un atlético que conoce bien a Cuéllar, que sólo uno fue culpa suya y que evitó otros seis. Sin embargo, quedó marcado. A veces, el fútbol tiene estas imágenes de injusticia.
Sergio, cuando llegó al primer equipo, allá por 1998, estaba considerado como el sustituto de Ablanedo. El Atlético pagó por su traspaso casi 500 millones de pesetas, IVA incluido, en octubre de 1999. Ahora, casi tres millones de euros. Ahora le toca volver al banquillo, después de pagar los platos rotos de las goleadas, lo que también coincidió con las lucidas actuaciones de Cuéllar.
El portero emeritense, después de lo visto en los dos partidos recientes, se ganó la titularidad, mientras Sergio desempeña el difícil papel de suplente con caballerosidad y deportividad. Merece la pena destacar este detalle.
PD.: El árbitro fue el responsable de que el Sporting luciera un horroroso uniforme. Fue la única combinación que aceptó. No le valía el rojiblanco de las camisetas, ni los pantalones rojos. Da la sensación de que lo aconsejó Rodado.