El veterano Augusto César Lendoiro no sólo es gallego, sino que ejerce de tal. El pasado viernes vino a Gijón a ofrecer una rueda de prensa sin decir nada nuevo. Que el Sporting iba a jugar a A Coruña, donde sería bien recibido, lo que es archisabido. Si no fuera así, no estarían 4.000 rojiblancos dispuestos a ir a ver la Torre de Hércules o las playas del Orzán o Riazor en pleno octubre.

El sábado, Vega-Arango comunicó a las peñas el interés de Lendoiro de dar todas las entradas a 35 euros, si se le aseguraba que un mínimo de 3.000 rojiblancos iba a pasar por taquilla, ya que no lo creía. Tal vez haya sido una estrategia, porque donde el sábado se dijo que asumía ese compromiso, ahora se dice que es que dijo que iba a ver cómo lo podía arreglar, porque tenía que movilizar a sus abonados de algunos sitios.

El caso es que sólo hay 2.000 entradas de las baratas y con problemas para su distribución. Las colas volvieron a El Molinón y también las protestas a quien no tiene culpa, porque el Sporting recibe lo que le dan y las peñas, lo que les da el Sporting.

Don Augusto, con 20 años de experiencia en el cargo, parece algo quemado entre los suyos y hasta se encuentra que no está demasiado bien visto en algunos medios coruñeses, pero para su club es un fenómeno. El mejor ejemplo es el de las localidades para el partido del domingo. El número de entradas baratas encogió en tres días para la afición del Sporting, pero ya saben que si quieren ir al partido, pueden pagar 50 ó 60 euros.

Lendorio dice que “esto es lo que hay” y Vega-Arango confía en que con las entradas que envió el Deportivo, más las que se compraron por Internet, se cubrirán las necesidades de demanda. Eso no fue lo que se dijo el sábado, pero ya sabemos que, como siempre, paga el ciudadano rojiblanco.

Dentro de dos semanas habrá nueva mareona. Será a Santander. A ver qué pasa con las entradas y sus precios.