El COVID-19 está resultando muy duro para algunos animales domésticos que viven en nuestras calles, bien porque han sido abandonados, bien porque forman parte de algunas colonias urbanas.
Habitualmente numerosos voluntarios, por lo general a través de alguna protectora o asociación, vienen encargándose de su alimentación, rescate y cuidado, lo que beneficia no solo a estos animales sino también a la salud pública.
Sin embargo, con las medidas adoptadas por la crisis sanitaria del COVID-19 estas personas, al no ser trabajadoras, no estaban autorizadas a salir a la calle para seguir cumpliendo sus funciones, lo que ponía en riesgo a numerosos animales.
Esta omisión se ha subsanado por una instrucción del pasado 19 de marzo, del Ministerio de Sanidad, que autoriza expresamente el desplazamiento de personas cuya finalidad sea la alimentación, el rescate y el cuidado veterinario de animales domésticos que habitan en los espacios públicos urbanos y esta actividad no se realice en el marco de una prestación laboral, profesional o empresarial.
Ahora bien, estas personas tienen que cumplir determinados requisitos:
Tiene que tratarse de una entidad debidamente acreditada a tal efecto por la administración local.
El voluntario tiene que portar un documento acreditativo de la actividad voluntaria que realiza.
Los desplazamientos deben realizarse individualmente.
Es importante incidir en que los animales domésticos no transmiten la enfermedad si bien, si salen a la calle, es importante adoptar determinadas medidas de higiene.
Por último, las adopciones siempre tienen que ser siempre responsables. No tiene ningún sentido proceder a adoptar en estos momentos un perro simplemente porque es un salvaconducto para poder realizar paseos diarios. La adopción de una mascota implica asumir una importante responsabilidad que va a durar muchos años más que los meses de confinamiento como consecuencia de la pandemia.
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