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Luis Arias Argüelles-Meres

Desde el Bajo Narcea

¿Ingobernabilidad astur?

Hablaba Juan Neira en su certero artículo del 22 de diciembre en EL COMERCIO de la debilidad en la que se encuentra el Gobierno que preside Javier Fernández tras el rechazo de sus antiguos aliados parlamentarios a los presupuestos para 2014. Nunca se sabrá, en última instancia, cuáles fueron los motivos que llevaron al Presidente llariego a cerrarse en banda a la hora de llevar a cabo la reforma electoral que le pidieron IU y UP y D. En cualquier caso, cabe dar por hecho que, al tomar esa decisión (o indecisión), tenía que ser consciente del riesgo que corría. Siempre podrá argüir que se trata de negociaciones distintas y que el asunto de las cuentas para el año próximo debería ser analizado y debatido por los grupos políticos sin tener en cuenta otros temas. Pero no hay que perder de vista que todo el mundo tiene derecho a esperar gestos de buena voluntad por parte de quien le va a pedir –velis nolis- su apoyo. Añádase a ello que la actual ley electoral es –perdón por la perogrullada- susceptible de mejora. Y, con respecto a los argumentos esgrimidos de que la tal reforma precisaba de un consenso amplio, casi unánime, no se entiende bien que no se buscase eso mismo para otras cuestiones, no necesariamente menos relevantes.
Sea como fuere, resultaría poco coherente que Javier Fernández decidiese ahora proclamarse víctima del resto de los grupos parlamentarios, pues incurriría con ello en lo mismo que el actual Presidente criticó duramente a Cascos cuando el ex ministro de Aznar estuvo al frente del Gobierno llariego. Y, desde luego, el victimismo colisiona de frente con la normalidad de la que hizo bandera don Javier desde el momento mismo de su investidura.
Cierto es que, puestos a buscar incoherencias, las encontramos en todos los grupos de la Cámara, incluidos, por supuesto, los que hasta hace poco fueron aliados del Gobierno. Lo que pasa es que le corresponde al Ejecutivo dar muestras de mayor responsabilidad política, y no se tiene la impresión de que don Javier y los suyos hayan agotado todas las posibilidades para conseguir el acuerdo presupuestario.
Se diría que, en cierta medida, volvemos al punto de partida, al momento en el que Cascos decidió adelantar las elecciones. Y, aunque no es previsible que tal escenario político vuelva a repetirse, no parece que se haya avanzado tanto ni que la tan cacareada normalidad esté rocosamente sustentada. Bien es cierto que el ambiente es menos bronco, pero acaso eso no resulte suficiente para una estabilidad que, a priori, parece deseable.
Y lo peor de todo no son las consecuencias de la prórroga presupuestaria, ni siquiera el marasmo que se avecina con una falta de entendimiento que, a medida que se vayan acercando las próximas elecciones, promete ir a más. Lo peor es que la ingobernabilidad presente se vislumbra duradera, entre otras cosas, porque el bipartidismo tocó a su fin en Asturias en 2011, anticipándose, en esto sí, a lo que ahora transmiten las encuestas en el resto de España.
Y –entiéndase bien- , de suyo, no es negativo ni preocupante el fin del bipartidismo: lo que sucede es que, en un escenario sin mayorías absolutas, se requiere un clima de entendimiento entre distintas fuerzas políticas que ahora se nos fía largo y casi impensable.
Las relaciones entre los partidos de derechas (suponiendo que el PSOE sea de izquierdas en algo más que en sus siglas) siguen siendo tan irreconciliables en Asturias como en 2011 cuando tenían una mayoría absoluta ciertamente amplia. Y, en cuanto al PSOE y a IU, no hay que perder de vista que en esta coalición la militancia tiene mayor peso efectivo que en otras formaciones. Recuérdese a este respecto que fue esa misma militancia la que se pronunció en contra de que se entrase en el Gobierno de Fernández, tras haber formado parte del último Ejecutivo que presidió Areces.
Por su parte, lo que hasta el momento se puede destacar de UPy D, a la hora de dar o quitar apoyos de Gobierno, es su posibilismo.
De modo y manera que si toca ahora gobernar con prórroga presupuestaria, cabe barruntar que la presente situación podrá fácilmente repetirse en más de un ejercicio durante la próxima Legislatura.
No es fácil ver de otro modo el estado de la cuestión.

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Sobre el autor

Luis Arias Argüelles-Meres es escritor y profesor de Lengua y Literatura en el IES "César Rodríguez", de Grao. Como columnista, publica sus artículos en EL COMERCIO sobre,actualidad, cultura, educación, Oviedo y Asturias. Es autor de los blogs: Desde el Bajo Narcea http://blogs.elcomercio.es/desde-el-bajo-narcea/ Desde la plaza del Carbayón http://blogs.elcomercio.es/panorama-vetustense/


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