¿Hablamos de autismo o de complicidad? ¿Hasta cuándo, hasta dónde y hasta qué extremo piensa la FSA seguir desentendiéndose de lo que vino pasando (y, en algunos casos, sigue sucediendo) en determinados concejos del occidente asturiano gobernados por el PSOE? Tres ejemplos, como mínimo, inquietantes: Cudillero y su eterno culebrón, el puesto de trabajo creado por el regidor de Grandas de Salime para el señor Cuesta y el informe del Tribunal de Cuentas sobre la situación contable del Ayuntamiento de Salas.
Si les parece, vamos por partes. Cierto es, a propósito del serial político de Cudillero, que no sería de recibo que el PP o FAC gobernasen un municipio en el que el PSOE obtuvo mayoría absoluta en 2011. Dicho lo cual, no podemos dejar de preguntarnos por qué se permitió el continuo deterioro de la vida pública en ese concejo tras la dimisión del sucesor de Francisco González (Quico) cuando obtuvo su controvertida acta de diputado llariego. Cacicada tras cacicada, despropósito tras despropósito con el apoyo del casi regidor perpetuo del concejo y de la FSA, personificada por don Jesús Gutiérrez, con sus rizos, su cazadora y su “cráneo privilegiado”, que diría el personaje valleinclanesco. Como si fuera un cortijo particular, deciden nombramientos de personas que ni siquiera estaban en la lista electoral. Y, que sepamos, la FSA no sólo no mandó parar, sino que hasta el momento vino apoyando decisiones arbitrarias y atrabiliarias. ¿Cuánto bochorno nos hubiéramos evitado con una nueva convocatoria electoral que aún no se decidió?
En cuanto al nombramiento del señor Cuesta como coordinador y director del patrimonio arqueológico del Concejo de Grandas de Salime, ¿cómo no preguntarnos, dejando aparte otras cuestiones como el fantástico sueldo que percibe, a qué puede obedecer que, para cubrir ese puesto, no se hubiera convocado un concurso-oposición al que pudieran acceder los muchos titulados en la materia que ahora mismo engrosan las largas listas del paro? Si en política es un clásico la importancia del parecer, ¿no se presta el citado nombramiento a pensar que puede guardar relación con las filias y las fobias, sobre todo estas últimas, tan conocidas del señor Revilla? ¿Acaso podemos soslayar que Cuesta Toribio fue nombrado a dedo director del Museo de Grandas tras la trapacería que se cometió con la destitución de Pepe el Ferreiro? ¿Nada tiene que decir la FSA a este respecto? ¿O es que, como escribí más de una vez, todo vale con tal de ganar elecciones? ¿Ganar elecciones es una carta blanca para el caciquismo, máxime en un partido político que se creó, entre cosas, para luchar con no menor fuerza que don Joaquín Costa contra ese mal?
¿Y qué decir de lo que acaba de dictaminar el Tribunal de Cuentas sobre la gestión que se vino haciendo en el Ayuntamiento de Salas en las últimas legislaturas, donde, según parece, el caos contable es apoteósico? Mientras el ex regidor salense obsequiaba a los vecinos con “informes de gestión” salpicados de fotografías y textos suyos que hacían gala de una cursilería y petulancia sonrojantes, el rigor estaba muy lejos de presidir el quehacer de estas buenas gentes que, de paso, no encajaban con mucha elegancia las críticas que se les hacían. Y ahora nadie pide disculpas, ni por los desbarajustes anteriores, ni tampoco por no haber enmendado la situación el actual Alcalde de FAC que amenaza en la prensa con acciones legales contra sus predecesores en el Gobierno municipal que no consta que haya llevado a cabo. De hecho, tampoco parece que entre en sus planes pedir una auditoría que clarifique de una vez el proceso que llevó a este concejo a una situación económica tan delicada.
¿Y qué decir también de episodios muy recientes que parecen querer convertir determinadas comarcas del occidente asturiano en un enclave del oso Yogui con una sobrecarga de noñez e irresponsabilidad hiperbólica? Guaridas del oso Yogui, al tiempo que las políticas medioambientales dejan mucho que desear. Por ejemplo, invasiones eólicas, sin ninguna ponderación hasta hace muy poco. Por ejemplo, manga ancha con empresas más o menos potentes y todo tipo de pegas a los poquísimos agricultores y ganaderos que quedan en las comarcas. Ecologismo de boca pequeña que tan a la perfección encarna la consejera Belén Fernández.
¿Qué tendría que suceder en el occidente asturiano para que la FSA –repito- mandase parar y cortase de raíz la política caciquil de muchas de sus agrupaciones locales con responsabilidades de Gobierno actuales o, en todo caso, muy cercanas en el tiempo?
Porque aquí no se trataría ya de pedir políticas de izquierda (¡ji, ji, ji!), sino de imponer que impere la decencia.
Caciques, reyezuelos, aprendices de déspotas, ciertamente poco ilustrados. Y esto viene ya de muy lejos. Lo que importa es que las estadísticas digan que un número importante de Ayuntamientos están gobernados por unas siglas de partido que, para mayor baldón, se reclama de izquierdas.
Mientras tanto, don Javier, con su altura de miras de estadista, se afana y se desvela por hacerle frente al independentismo catalán. Mientras tanto, don Jesús Gutiérrez nos deleita con su carga de profundidad política, heredera de las más altas cumbres del pensamiento occidental. Mientras tanto, las ingenierías chapuceras continúan en la política pixueta; mientras tanto, el señor Revilla demuestra quién es el jefe político del concejo. Mientras tanto, el occidente asturiano se despuebla y se arruina.