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Luis Arias Argüelles-Meres

Desde el Bajo Narcea

Tiempo de héroes, territorio de leyendas

El inagotable filón de la guerra civil española como marco de tantas novelas, algunas, como a la que aquí nos trae, memorables. El siempre inacabado inventario de los mejores hispanistas que en el mundo han sido. Aquel tiempo de héroes que ponían su vida al servicio de la salvación de un Estado, el de la 2ª República española, combatido por el fascismo internacional y por el reaccionarismo patrio. Aquella España tan aislada según el diagnóstico de Ortega y compañía, que en los años treinta se convirtió, sin embargo, en una referencia que conmovió al mundo “España, aparta de ti el totalitarismo y la barbarie”, parecía clamar todo aquel que quería salvaguardar la libertad de esta piel de toro, y, con ella, a sí mismo. Un idioma, el de la utopía, en el que se entendieron todos aquellos que hicieron en este país parada y fonda, forjando leyendas personales y colectivas. La última, acaso la única, guerra romántica, en pleno siglo XX.

Pues bien, la novela que tiene por título Los tesoros de Medina- Sidonia, de Johan Brouwer, que acaba de publicar la editorial Berenice, está a la altura de las más altas expectativas. Vio la luz en 1939, aunque no se tradujo al castellano hasta febrero del presente año.

Brouwer conoció a fondo la literatura mística española en los años en que estuvo en prisión a resultas de un oscuro episodio de juventud que parece imitar al protagonista de Crimen y Castigo, de Dostoievski, a Raskólnikov. Más tarde, sería el traductor de La rebelión de las masas, de Ortega al holandés. Y hay mucho en esta novela de las vivencias del autor en nuestro país durante la guerra civil.

Novela, reportaje, ensoñaciones, juego del presente narrativo que rescata un pasado de leyenda, en el que un tesoro escondido por uno de los hombres de confianza del Duque de Medina- Sidonia durante el reinado de Felipe II, adquiere protagonismo en medio de un escenario de guerra muy siglo XX.

El narrador-protagonista, cuando decide emprender su viaje a España para participar en la defensa de la República, confiesa haberse apeado de la vida, describe esos abismos que se vislumbran con la muerte de cerca, sin temerla, que, al mismo tiempo, inyecta unas energías a la vida que la hacen intensa hasta el vértigo.

Una catedral ardiendo y un hombre muerto. Permanente cascada de imágenes de una plasticidad alucinatoria. Compañeros de viaje que lo son también de guerra. Episodios estremecedores como el de la niña que reparte periódicos por las tabernas madrileñas y busca comida, que recuerdan a los islotes de gigantesca humanidad en medio de los esperpentos valleinclanescos. Incursiones por la leyenda en escenarios como El Escorial. Encuadres costumbristas. Guerra dentro de la guerra. Aquel rincón escondido en el Convento de San Francisco donde el protagonista vive sus trabajos y sus noches. El amor de su vida al que no renuncia  y anhela resucitar.

Imaginación asombrosa, incursiones por lo legendario, que, a mi juicio, no suponen trazos de novela gótica como se apunta en el prólogo, sino más bien plasmaciones oníricas que dan cuenta de una envidiable ambición narrativa de un autor que terminaría sus días combatiendo en Europa en defensa de los mismos ideales que lo trajeron a este país.

Todo un hallazgo.

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Sobre el autor

Luis Arias Argüelles-Meres es escritor y profesor de Lengua y Literatura en el IES "César Rodríguez", de Grao. Como columnista, publica sus artículos en EL COMERCIO sobre,actualidad, cultura, educación, Oviedo y Asturias. Es autor de los blogs: Desde el Bajo Narcea http://blogs.elcomercio.es/desde-el-bajo-narcea/ Desde la plaza del Carbayón http://blogs.elcomercio.es/panorama-vetustense/


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