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Luis Arias Argüelles-Meres

Desde el Bajo Narcea

Consideraciones intempestivas sobre el borrador del Estatuto docente

E l ministerio que dirige el señor Wert, en el borrador que maneja sobre el Estatuto docente, plantea que en las oposiciones de Primaria y Secundaria, para cualquier materia, todos los aspirantes tendrán que enfrentarse a una prueba de lengua extranjera con independencia de la asignatura a la que concurran. O sea, que en lugar poner sobre la mesa una inequívoca apuesta por mejorar la enseñanza de los idiomas en España, deficiencia que ya denunció en su momento Clarín, lo que se hace es apuntar mal y disparar peor. ¿Hay algún argumento que se pueda esgrimir para convencer de que se explica mejor la historia o la química dependiendo del nivel que tenga el profesor o profesora de turno de inglés, francés o alemán? Sin duda, cualquier saber suma. Pero, en ese caso, también podría decirse lo mismo acerca de otras materias para que fueran objeto de examen en las referidas oposiciones docentes.

¿Cabe esperar que un Gobierno como éste, tan favorable a la enseñanza privada, negocio de la concertada incluido, vaya a exigir lo mismo a la hora de poder ejercer la profesión al profesorado de la pública que al de la privada?

Y, por encima de cualquier otra consideración, todo el mundo, incluido este Gobierno, dirá que hacen falta buenos docentes. El problema no es sólo la falta de credibilidad de quienes manifiestan tal cosa, sino que es también la obligación de precisar qué entienden estas luminarias por un buen profesor. ¿Acaso el bufón que se pretendía la LOGSE? ¿Acaso el mero transmisor de conocimientos, sin el más mínimo entusiasmo por lo que enseña con independencia del soporte que para ello utilice?.

¿Qué busca este Gobierno con el Estatuto docente y con la LOMCE de Wert? ¿Acaso mejorar la enseñanza en busca de una ciudadanía cualificada y crítica? No me hagan reír, por favor. ¿Y qué se pretende del profesorado en su conjunto? Al igual que los anteriores, aspira a que no sea un colectivo conflictivo ni contestatario.

¿Y qué cabe esperar de los sindicatos de nuestro gremio que cada vez tienen menos afiliados y menor credibilidad? Desde luego, si nunca lo hicieron hasta el momento, no van a preocuparse de nuestras condiciones de trabajo, sino de no volver a pisar un aula. Desde luego, no van a apostar con los hechos por dar empleo a lo más jóvenes, en este caso, a los recién titulados, a los que prácticamente se les veta el ejercicio de la profesión. Desde luego, sería toda una sorpresa que algún sindicato de la tiza plantease que hubiese oposiciones restringidas para el profesorado interino y oposiciones libres para los recién titulados. No, mejor taponar a las nuevas generaciones, sin que les preocupe lo más mínimo la calidad de la enseñanza, sino el clientelismo.

¿Es concebible la ausencia de la meritocracia en la profesión docente? ¿Qué no cuenten prácticamente las publicaciones e investigaciones, sino los años de servicio, fomentándose de este modo un colectivo chusquero? ¿Es concebible que la formación del profesorado dependa en no pequeña parte de organismos dirigidos por personas a las que no se les exige mayores méritos académicos que los que atesoran las personas a las que supuestamente forman? ¿Es de recibo que, dependiendo de la comunidad autónoma donde se ejerza la docencia, se perciba mayor o menor sueldo tratándose de la misma profesión, el mismo horario y la misma oposición?

¿Y con qué criterios se operará a la hora de evaluar al profesorado? ¿Acaso con la presente orgía de informes que se nos piden en los que se puede decir lo que se quiera, en lugar de que los inspectores entren al aula y vean cuál es la realidad de nuestros trabajos y nuestros días?

Ciertamente, se trata de un borrador, que no sólo se sabe cómo va a acabar, sino que además desconocemos si llegará a entrar en vigor. En todo caso, como dije al principio, se apunta mal y se dispara aún peor.

Aquí, por lo que se ve, nadie quiere caer en la cuenta de que, si de verdad se apostase por mejorar la calidad de la enseñanza, habría todo el empeño del mundo en dignificar la profesión docente, en lugar de degradarla como se vino haciendo desde Maravall a esta parte. Y mira que llovió. Y mira que nevó.

Aquí, por lo que se ve, nadie quiere poner el punto de mira en un momento histórico en el que la enseñanza en España vivió su máximo esplendor, momento histórico que se corresponde con los frutos cosechados por algo que se llamó Institución Libre de Enseñanza

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Blog de Luis Arias Argüelles-Meres

Sobre el autor

Luis Arias Argüelles-Meres es escritor y profesor de Lengua y Literatura en el IES "César Rodríguez", de Grao. Como columnista, publica sus artículos en EL COMERCIO sobre,actualidad, cultura, educación, Oviedo y Asturias. Es autor de los blogs: Desde el Bajo Narcea http://blogs.elcomercio.es/desde-el-bajo-narcea/ Desde la plaza del Carbayón http://blogs.elcomercio.es/panorama-vetustense/


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