La espita de la carrera a las elecciones locales de 2015 dentro del ámbito llariego se abrió en Avilés con la decisión de doña Pilar Valera de no volver a presentarse a la Alcaldía en la villa del Adelantado. Hoy tenemos noticia de que la actual alcaldesa de Gijón tiene voluntad de encabezar de nuevo la lista de FAC en mayo de 2015, mientras que don Santiago Martínez Argüelles confirma que no se presentará a las primarias para optar a la Alcaldía de la villa de Jovellanos. Argumenta que en su ánimo está el afán de dejar el paso franco a quien aporte frescura.

En el primer caso, la sombra de lo sucedido en el Niemeyer es alargada, porque, se quiera reconocer o no, la ingenuidad que supone el dejarse engañar nunca puede ser eximente en política. En lo que a Gijón se refiere, no cabe ninguna duda de que será interesante conocer si la ciudadanía revalida o no el actual mandato de Moriyón, nada exento de polémicas. Y, en cuanto al PSOE, no se puede negar que Martínez Argüelles representa en gran medida la vieja política y que además su paso por Cajastur no le concede coherencia a un discurso que pretende parecer, aunque sea mínimamente, de izquierdas.

Lo cierto es que la incertidumbre con respecto a las elecciones municipales y autonómicas de 2015 es creciente, puesto que todo parece indicar que están llamadas a ratificar el fin del bipartidismo. Y aquí en Asturias las dudas son, si cabe, aún mayores. Es decir, al declive del bipartidismo hay que sumar la división de la derecha con dos partidos a los que no sólo no se les ve voluntad alguna de pactar, sino que además están cada día más enfrentados. Es más, dentro del propio PP gijonés el clima de enfrentamiento está lejos de despejarse. Basta para ello recordar de qué forma fue defenestrada Pilar Fernández Pardo por parte de la cúpula del partido en Asturias. Y, siguiendo con los partidos conservadores hay que tener en cuenta, de un lado, el desgaste del PP no sólo a resultas de que gobierna también en España, sino también por la falta de discurso de su lideresa que a veces produce sonrojo ajeno. Y, en cuanto a FAC, nada tendría de extraño que sufriese pérdida de votos tras la experiencia fallida en el Gobierno de Asturias.

Y, si echamos un vistazo a Oviedo, la incertidumbre es aún mayor, pues, a pesar del hilarante anuncio de Masip de presentarse a estas alturas a las primarias en la AMSO, se desconoce por completo si hay más candidatos a encabezar la candidatura socialista tras tantos fracasos cosechados. Y, sin salir de Vetusta, habrá que ver qué sucederá con el partido de Cascos que, tras haber obtenido un excelente resultado electoral que hizo que Gabino de Lorenzo perdiera la mayoría absoluta, los espectáculos de división y transfuguismos vienen siendo continuos y bochornosos. La lógica parece indicar que FAC en Oviedo presentará una candidatura totalmente nueva, lo que en modo alguno garantiza que se libren del varapalo lógico por haber estado muy lejos de lo que cabría esperar de una candidatura que aspiraba a gobernar la ciudad.

Añadamos a todas las incertidumbres planteadas más arriba la que podría suponer la reforma que propone el PP a la hora de formarse y conformase los gobiernos municipales, porque, de aprobarse lo que ahora se plantea, la polémica está más que servida. Y añadamos también los posibles pactos que puedan alcanzarse entre las fuerzas políticas más emergentes con partidos como IU que, en muchos casos, vinieron sosteniendo un discurso antisistema que colisiona con el apoyo prestado al PSOE tanto en el ámbito autonómico como en el municipal, salvo excepciones.

De todos modos, el guión de los descartes, atendiendo a criterios del principio del fin de la vieja política, es el anunciado. Todo lo demás, incógnitas para un nuevo mapa político que empezará a conformarse en el ámbito municipal.