«¿De qué sustancia está formada esta armadura / de mis huesos, que me sustenta / en pie, sino de barro astur / y de asturiana piedra?» (Pérez de Ayala).
Lo que en Madrid fue el 15M, en Asturias tiene como referencia fundamental ‘La Madreña’. Si esto no es un hecho diferencial que invita a pensar –‘velis nolis’– sobre ello, entonces sería del caso desistir de cualquier asomo de plantearse qué es lo que pasa en esta tierra. Y, a mayor abundamiento, el líder llariego de la formación pablista tiene en el aludido enclave, a día de hoy víctima de la piqueta, su arranque en la vida pública astur. Y, aun así, resulta que Podemos comparece en esta tierra con una ambigüedad añadida con respecto a la que está haciendo gala en el ámbito estatal, y se trata de la oficialidad del asturiano, una cuestión clave para un sector de la población astur que, a priori, tendría una predisposición claramente favorable a votar a esta formación política.
En todo caso, y a pesar de otros pesares, Podemos es una fuerza política emergente, y, como tal, saludable, en un territorio donde impera el marasmo, cuando no la decadencia. Una fuerza política emergente que, en principio, planta cara a la vieja política que representan fundamentalmente el PSOE y el PP. Una vieja política que no consigue librarnos de una decrepitud más que inquietante, una vieja política que se muestra temerosa e inquieta.
Vengo siguiendo las comparecencias de Emilio León durante la campaña. Puedo suscribir –y suscribo– en gran parte las críticas que hace a la vieja política. Y a mí también me gustaría mucha mayor concreción en sus propuestas por parte de este partido tanto en España como en Asturias.
De todos modos, tengo la certeza de que a la candidatura de Emilio León la están favoreciendo más don Javier y doña Mercedes que el propio don Emilio: el cabeza de lista de esta formación no tiene necesidad de esforzarse mucho en esgrimir un discurso que lo diferencie claramente de la vieja política, toda vez que de ello se encargan sobre todo el actual presidente de Asturias y la lideresa llariega del PP. El primero, distanciándose dolorosamente de ellos al sentirse rechazado de antemano, y la segunda, sobrecogida ante el izquierdismo irredento que a su juicio representan las huestes de Podemos.
¿‘La Madreña’ al poder? Un activismo social que encontró cobijo en un edificio público vacío. Un activismo social que dio paso a que de ahí saliera la candidatura llariega de la formación política que en las pasadas elecciones europeas marcó un antes y un después en la correlación de las fuerzas en los partidos políticos en España.
Una pregunta semántica: ¿Renegar del asturiano y del asturianismo, o, en todo caso, orillarlos por parte de una formación política nacida en un lugar bautizado como ‘La Madreña’ no sería, además de una contradicción flagrante, un capítulo más de una Asturias que viene desentendiéndose de sí misma desde hace ya demasiado tiempo?
¿‘La Madreña’ al poder?