«En verdad la realidad no existe, y en realidad la verdad tampoco». Jorge Luis Borges.

De verdad, piensa usted que alguien la va a creer cuando dice apostar por el suroccidente de Asturias? ¿De verdad considera usted que nadie tiene memoria cuando se refiere a la necesidad de concluir la autovía de la Espina y abrir paso a una salida a Ponferrada? Y digo esto, porque, en 2007, cuando esta autovía no había llegado aún a Grao, el gobierno autonómico, que entonces presidía Areces y del que usted formaba parte, iba más allá proponiendo que se llegase a Portugal, y, mire, entonces en España gobernaba Zapatero.

Doña Belén, su continuidad en el gobierno llariego es una decepción más. No es fácil entender que el señor Fernández le haya renovado su confianza teniendo en cuenta los varapalos a su gestión, entre ellos, los de la incineradora. Y, desde luego, no se puede decir que su gestión medioambiental haya sido beneficiosa para el occidente de Asturias. ¿Necesito recordarle una vez más su manga ancha con una empresa minera que recibió sanciones de Confederación Hidrográfica y que investiga la Fiscalía del sector, empresa a la que usted no parece muy dispuesta a conminar a que cumpla con la legislación? ¿Necesito recordarle una vez más que los pueblos ribereños del bajo Narcea en Salas siguen sin saneamiento?

Era de esperar que el pacto con IU forzase cambios en las políticas medioambientales, cambios que empezarían por el hecho de que se produjeran relevos. Visto está que el suyo no tuvo lugar. Visto está que usted no ceja a la hora de airear sus contradicciones.

Verá, doña Belén, no es de recibo que, a la hora de analizar las políticas medioambientales del Rajoy, haga usted críticas propias de una persona sensibilizada con el ecologismo y que, sin embargo, en su ámbito de decisión político, o sea, el llariego, sus decisiones sean muy otras. Aparte de los ejemplos que le puse –y que podrían ampliarse– su gestión no fue nunca del agrado de los movimientos ecologistas.

Y, por otro lado, las críticas que hace al Gobierno de Rajoy, también en lo referente a la cicatería presupuestaria con la que nos tratan, son totalmente asumibles. El problema, doña Belén, es que, mientras Zapatero gobernaba, ustedes guardaban un silencio sepulcral con los incumplimientos hacia esta tierra, ente ellos, los que tuvieron con la autovía de la Espina, que a usted ahora parece preocuparle, pero no entonces.

Severidad con los ganaderos, rechazo al abandono de Rajoy. Frente a ello, la laxitud que antes le mencioné y amnesia cuando esto mismo sucedía con gobiernos socialistas en Madrid y en Asturias.

A usted, doña Belén, cuesta mucho creerla.