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Luis Arias Argüelles-Meres

Desde el Bajo Narcea

EL QUIJOTE Y LA POLÍTICA, SEGÚN PÉREZ DE AYALA

«Don Quijote aconsejó e instruyó a Sancho antes de que éste tomase el gobierno de la Ínsula; y así el pensamiento puro encarnó en razón práctica». (Ramón Pérez de Ayala).

En 1917, Pérez de Ayala, con su ensayo ‘Sancho en la Ínsula Barataria’, se suma al proceso de reinvención del Quijote del que en su momento habló Azorín, proceso que tiene como punto de partida la ‘Vida de don Quijote y Sancho’, de Unamuno (1905), y que concluye con ‘La invención del Quijote’, de Manuel Azaña(1930). Entre la apertura y cierre de este proceso de reinvención del Quijote hay que anotar las ‘Meditaciones del Quijote’, de Ortega, así como ‘El Pensamiento de Cervantes’, de Américo Castro, sin olvidarnos, de la ‘Guía del lector del Quijote’, de Madariaga, ni tampoco del primer Maeztu con su obra ‘Don Quijote, don Juan y la Celestina’. Toca consignar también la ‘Letanía de nuestro señor don Quijote’, de Rubén Dario (1905), que se incluye en el libro ‘Cantos de vida y esperanza’.

«Acaso mis lectores –escribe Ayala–, leyendo el Quijote, donde de rostro o al soslayo se trata de omne re scibili, hayan caído en la cuenta que, si bien don Quijote diserta no pocas veces y con raro tino sobre las normas de Gobierno, no es él quien llega a gobernar, sino el buen Sancho, y por cierto que mejor no cabe que como él lo hace. Sácanse del Quijote a este respecto muy hondas enseñanzas. Los pocos días que le duró el Gobierno de la Ínsula no hizo Sancho sino administrar justicia, y es que el gobierno no se inventó sino para eso».

Frente a lo que Ayala llamaba «la inteligencia abogacil», dentro de aquella plutocracia a la que fustigó tanto en sus escritos políticos compendiados en el volumen ‘Política y toros’, estaban el buen sentido, aunque ramplón, de Sancho, así como los elevados ideales quijotescos que harían del antihéroe cervantino todo un estadista en el plano puramente especulativo.

Pura especulación y razón práctica en el Quijote, que, según Ayala, no sólo no colisionan, sino que, antes al contrario, se complementan. Lecciones, pues, de alta política y también de política de andar por casa, pero guiada esta última por los ideales de justicia. Todo ello frente a la picaresca y las corruptelas que imperaban en aquella España de principios del siglo XX.

Pérez de Ayala, de un lado, se suma al proceso de reinvención del que venimos hablando y, por otra parte, hace una lectura en clave política de la obra maestra de Cervantes, soslayando lo que Unamuno había llamado «la burla ducal» y poniendo de manifiesto que el Quijote es «nuestra Biblia española».

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Sobre el autor

Luis Arias Argüelles-Meres es escritor y profesor de Lengua y Literatura en el IES "César Rodríguez", de Grao. Como columnista, publica sus artículos en EL COMERCIO sobre,actualidad, cultura, educación, Oviedo y Asturias. Es autor de los blogs: Desde el Bajo Narcea http://blogs.elcomercio.es/desde-el-bajo-narcea/ Desde la plaza del Carbayón http://blogs.elcomercio.es/panorama-vetustense/


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