Parece que esta vez la cosa va en serio, pues el mostachudo ex sindicalista no se librará de rendir cuentas, por muchas alegaciones que haga para no verse en semejante tesitura. Tendrá que depositar una fianza importante o será embargado. La cuenta atrás de Maese Villa acaba de empezar. Ya era hora.
Lo llamativo –que no sorprendente- es su soledad. Nadie sale en su defensa, nadie se muestra públicamente agradecido. El que fuera líder indiscutible de un sindicato omnipresente y todopoderoso en Asturias no tiene quien lo avale, no tiene apoyos públicos. ¡Qué cosas!
Ya no se trata de que justifique el origen de la famosa fortuna que en su momento regularizó y que supuso su caída en desgracia. Lo que ahora le toca es devolver el dinero que, según parece, le debe a su sindicato tras tantos años de ingresos y gastos.
Por otra parte, creo que debo seguir preguntándome y preguntando cómo es posible que, en todos los años en los que estuvo al frente del SOMA, no hubiese nadie en el sindicato que se hubiese enterado de que Villa cargaba gastos tan variopintos y, por otro lado, no rindiese cuentas de los dineros que recibía cuyo destinatario no era él, sino el propio SOMA.
¿Nadie leía los estadillos remitidos por las entidades bancarias? ¿Nadie conocía lo gastos que cargaba? ¿Nadie pedía explicaciones de lo que se hacía con los dineros del sindicato?
Don Pero Grullo diría que, teóricamente, estamos hablando de una organización obrera y democrática llamada a ser cristalina en lo que se refiere a sus cuentas. Pero todo parece indicar que Maese Villa actuaba, en el sindicato y en la política, como un auténtico sátrapa.
Ciertamente, nos deja consternados esa imagen suya de decrepitud en los aledaños del juzgado. Ciertamente, nos machaca anímicamente comprobar estas miserias de nuestra vida pública. Ciertamente, nos deja desolados constatar que en qué se convirtió una organización sindical asturiana que, en el pasado, nos dejó páginas de gloria.
De alguna manera, tenemos el convencimiento de que aquí se traicionó y se desvirtuó el legado moral de una geografía que vivió sus glorias. Pero no sólo estamos hablando de una persona que se comportó de tal guisa, sino también de la pasividad, no sé si cómplice, pero sí corresponsable, de un presunto saqueo que no sólo fue económico.
Ciegos, mudos y sordos no sólo en su sindicato, sino también en su partido en el que tanto poder tuvo. Y, más allá de eso, en nuestra vida pública en su conjunto, pues estamos hablando de un personaje que siempre tuvo un grado de entendimiento enorme con los políticos conservadores asturianos de su tiempo. Por ejemplo, con Gabino de Lorenzo. Por ejemplo, con Álvarez-Cascos.
La cuenta atrás de Villa, devolviendo dinero o siendo embargado. ¡Qué capítulo más desdichado para nuestra historia!.