Ni Sánchez ni Torra se salieron del guion como estaba previsto: el escrupuloso respeto a la legalidad constitucional del primero, frente a la irrenunciable apuesta por el independentismo del segundo. También se contaba con la cordialidad entre los dos presidentes, cordialidad que era el marco anunciado. Y tampoco hubo sorpresas en ese sentido. Y, por otra parte, se anunció un nuevo encuentro entre ambos mandatarios que tendrá lugar en Barcelona, así como una comisión bilateral que se creará para negociar lo que se pueda, que no es que sea insignificante, pero que tampoco entrará el busilis planteado: la autodeterminación de Cataluña, tal y como la conciben y defienden los partidos independentistas. Por otro lado, en la rueda de prensa, el presidente catalán dejó muy claro su rechazo al jefe de Estado, algo que también formaba parte del guion. El Monarca no será invitado por la Generalitat a los actos conmemorativos del primer aniversario de los atentados de Barcelona del 17 de agosto.
Es difícil sacar conclusiones acerca de si la reunión del lunes pudo ser el punto de partida de un camino que resuelva el conflicto, o si no pasó de ser una puesta en escena que tocaba representar. De momento, no hay lugar para la euforia, aunque sí cabe esperar que el callejón sin salida en el que llevamos tantos años termine por presentar alguna fisura.
Sánchez y Torra, con Machado al fondo. Que el presidente de la Generalitat le pidiese a Sánchez ver la fuente en la que se encontraban Machado y Pilar de Valderrama es, por un lado, un detalle estético. Pero, por otra parte, pone de manifiesto una de las muchas contradicciones del independentismo catalán, pues en Sabadell se habló de retirar del callejero de esa ciudad al escritor andaluz que supo hacer de Castilla una geografía poética de primer orden. Tampoco hay que perder de vista que Machado, a través de Juan de Mairena, no mostró entusiasmo alguno por el nacionalismo catalán. Y a eso hay que añadir que, en su momento, el actual presidente español tuvo un tremendo lapsus al afirmar que la cuna del autor noventayochista estaba en Castilla. ¡Ay!
No sé si habrá avances reales andando el tiempo, pero, en el mejor de los casos, serán inevitables las componendas, negando por ambas partes concesiones y cesiones, especialmente, del lado de un independentismo al que la realidad le ha mostrado que su hoja de ruta es inviable no sólo nacional e internacionalmente, sino también dentro de la propia sociedad catalana que también necesita diálogo y entendimiento.
Sánchez y Torra con Machado al fondo. La fuente que tan hermosos versos inspiró. Machado y sus fuentes, también aquella fuente trágica en Granada de la que habló en su sobrecogedor y excepcional poema dedicado al infame asesinato de Federico García Lorca.
Amor y tragedia, fuentes machadianas. Cataluña y España, España y Cataluña, una suerte de historia interminable cuyo desenlace está muy lejos de avistarse.