¿Cuándo empezó la última batalla en el seno del PP llariego? ¿Acaso en el momento mismo en el que, desde Madrid, se decidió que la señora Mallada encabezase la candidatura de la formación conservadora a la Presidencia del Gobierno asturiano? Desde luego, no se puede decir que la militancia haya influido lo más mínimo en esa decisión.
¿Qué es lo que está detrás de los cambios de personas al frente de las candidaturas electorales del PP en nuestra tierra? ¿Acaso un relevo generacional, o, más bien, el deseo de compensar a quienes apoyaron al señor Casado en el proceso nacional de las primarias del PP? Se puede argüir –y es un hecho– que doña Teresa Mallada no apoyó en el mencionado proceso de primarias al actual dirigente del PP. Pero ahí está. Sin embargo, Paloma Gázquez, que encabezará la lista del PP astur al Congreso de los Diputados, fue uno de los principales apoyos que tuvo en Asturias el señor Casado. No hace falta ser demasiado avispados para barruntar que pesaron más las lealtades que el cambio generacional.
Por otro lado, hay dirigentes del PP asturiano que están pidiendo que en Madrid se nombre una gestora para que se ponga al frente del partido en nuestra tierra. Cierto es que Mercedes Fernández salió reforzada en su condición de lideresa en su momento por la militancia. No lo es menos que fue la propia interesada la que hizo algo similar en Gijón, imponiendo una gestora.
Por otro lado, tampoco hay que perder de vista que el PP y Foro Asturias pretenden repetir la coalición electoral de las últimas elecciones generales, acaso ahora con mayor motivo, dado el ascendiente que Aznar tiene, según parece, sobre Casado, algo que pone a Cascos en mucha mejor posición para ser escuchado en el PP estatal. ¡Ay! Cascos, siempre Cascos.
Y, miren, con la irrupción de Vox, en apariencia, Asturias es uno de los territorios españoles con mayor número de partidos conservadores, si situamos a Ciudadanos en este ámbito político. Y, justamente en una situación como ésta, vuelve a estallar el conflicto en el PP llariego.
Estaríamos hablando de la tercera guerra interna dentro del partido conservador en nuestra tierra. Primero, el conflicto con Marqués. Mucho más cercana en el tiempo está la irrupción de Cascos con un nuevo partido tras ser rechazado como candidato en Asturias. Ahí estuvo el periodo de Cascos, que no llegó a un año, en el que entre FAC y PP tenían una amplia mayoría absoluta que no sólo no cuajó como coalición de Gobierno, sino que ni siquiera se alcanzaron pactos. Y, ahora, tras la retirada de Rajoy, que derivó en el proceso de primarias que ganó Pablo Casado, Mercedes Fernández que lideró el PP asturiano desde 2012 es una dirigente amortizada que, además, apoya al señor Venta tras el escándalo del anónimo a Pablo González.
Las heridas están ahí, las cicatrices durarán lo suyo y es más que probable que todo ello tenga su coste electoral para la formación conservadora en Asturias.
¿Por qué es tan goyesca la derecha pepera en Asturias? ¿Por qué será que hay quienes, desde la vanguardia o desde la retaguardia, según el momento que se elija, siempre están ahí, en la zona de conflicto?
Lo dicho: derecha goyesca, que no acaba de enterrar el hacha de guerra. Derecha goyesca que, según el momento, muestra lealtad inquebrantable al dirigente de turno, o se pone en la otra trinchera.