Como bien se sabe, la realidad se ha encargado de demostrar en no pocas ocasiones que no hay que fiarse demasiado de las encuestas. No es menos cierto que, si están hechas con un mínimo de rigor, constituyen una referencia de primer orden para conocer la voluntad de la ciudadanía en materia electoral. Y, en un momento como este, en el que se avecinan varias citas con las urnas y en el que se ponen muchos reparos a la metodología que viene utilizando el CIS desde que el señor Tezanos está al frente de ese organismo, encuestas como las que publicó este periódico los días 24 y 25 de marzo resultan muy orientativas y clarifican no poco el panorama político que tenemos por delante.

Centrémonos en Asturias. De cumplirse lo que arrojan las encuestas que acabamos de conocer en EL COMERCIO, obviamente, lo más llamativo es el cambio de tendencia que se avecina, con un ascenso importante del PSOE, con un bajón significativo del PP, con el hecho de que Vox pueda obtener un escaño, con la pérdida de votos de Unidas Podemos. Lo único que parece mantenerse es el escaño que obtendría el partido del señor Rivera por nuestra tierra.

En cuanto al ‘subidón’ que puede conseguir el PSOE, toca preguntarse en qué medida obedece a la tendencia al alza de este partido en toda España y en qué porcentaje se debe a la renovación de la FSA. Y, en fin, no se debe perder de vista que, tanto en Asturias como en el resto del país, probablemente, hay mucho voto útil al PSOE para evitar que los tres partidos estatales más conservadores puedan sumar una mayoría absoluta, repitiéndose lo que ocurrió en Andalucía en diciembre.

Por otro lado, el PP pierde en toda España, y es lógico pensar que Asturias no iba a ser una excepción. No obstante, no debemos pasar por alto que el mal ambiente que se respira en el PP astur pueda tener también su influencia en la pérdida de votos del partido conservador.

¿Y qué decir de Unidas Podemos, de su declive electoral, que anuncian estas encuestas? Volvemos a lo mismo: se da la misma tendencia en toda España, y a esto habría que añadir que todas las disensiones que se vinieron produciendo en IU, sobre todo, la marcha de Llamazares y las reticencias de gran parte de la militancia de esta coalición a compartir la candidatura con el partido morado, también tienen que influir decisivamente. Desde luego, la formación morada en Asturias no es responsable de las crisis acaecidas en este partido a nivel estatal, lo que no impide que esto tenga su coste en nuestro más acá.